De la LUZ de mi Conciencia a mis acciones cotidianas…

De mis acciones cotidianas a la transformación personal…

De la transformación personal a la transformación grupal.

 

 

 

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“Sembremos”…

¿Qué sembramos? ¿Dónde lo hacemos?

 

Sembramos pensamientos, actitudes y acciones-semilla… Sembramos en nuestra conciencia y en nuestra materia.

 

El gran cambio depende de la conexión entre el mundo espiritual y el mundo físico, es decir de nuestra acción en conexión con el espíritu. En el mundo espiritual todo lo que precisamos está disponible; sólo necesitamos tomar la decisión y “hacer” nuestra parte.

 

La conciencia es pro-activa y la materia, reactiva. Nosotros podemos elegir acciones pro-activas, sosteniendo todo el tiempo que nos sea posible, el vínculo entre el mundo del Espíritu y la materia, recordando que -como en la naturaleza- cada mínima acción cotidiana hace la diferencia.

 

Estamos en el momento histórico y en el lugar preciso para hacer, incluso, lo mínimo que -aunque sutil- contribuye al gran cambio. Todas nuestras acciones cuentan en este proceso de expansión, personal y planetaria.

 

Entonces… El espacio para la siembra somos nosotr@s mism@s: nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro mundo emocional.  Esta triada incluye el mundo de las relaciones, los sentimientos profundos y nuestra conexión con el Espíritu -la Conciencia-.

 

¿Qué ocurre antes de llegar a la acción?

¿Te preguntaste alguna vez que nos impulsa a hacer cosas? ¿Dónde y cuándo nace una acción?

 

Aquí vamos! Veámoslo junt@s!

Evoquemos el instante previo a decir algo… Observemos nuestro cuerpo y podremos darnos cuenta de pequeños cambios que se van sucediendo en la tensión muscular, la temperatura corporal, el ritmo de la respiración… tal vez del pulso… la postura, la actitud corporal. Este conjunto de sensaciones físicas se vincula al movimiento que ocurre en el mundo interno.

 

Los sentimientos hospedados en el corazón se expresan a través de pensamientos y representan las primeras semillas de la acción. El proceso continúa, una acción va llevando a otra, produciendo cambios en nuestra realidad próxima y permitiendo el inicio de nuevos ciclos de expansión que irán generando transformaciones a nuestro alrededor.

 

 

 

En todo este proceso, nuestra responsabilidad es asumir actitudes

pro-activas en lugar de reactivas y llevar a cabo acciones que trasciendan los juegos del ego, de modo que la mente tenga poder sobre la materia, para que nuestras acciones logren quebrar los patrones erróneos que detienen nuestra evolución.

 

Acciones visibles y acciones “invisibles” – Acciones internas y acciones externas

 

Las acciones visibles son aquellas acciones externas; las que son notorias, las que hacemos “en grande”, las que dejan grandes marcas. Son aquellas acciones externas que hacemos con otros, que se muestran fácilmente, que podemos identificar a primera vista.

 

Las acciones invisibles son aquellas pequeñas acciones, aquéllas que hacemos en silencio, que no divulgamos… aquéllas que hacemos en casa, cuando estamos a solas. Son las que se vuelven visibles cuando podemos ver sus consecuencias.

 

Y también, son las pequeñas acciones cotidianas internas, las que hacemos hacia adentro, las que transcurren en nuestra mente, con nuestros pensamientos, porque nuestros pensamientos también son acciones. 

 

Son aquéllas que nos ayudan a sostener nuestra conexión con el mundo espiritual, con nuestra esencia y que pueden darnos la posibilidad de expandir nuestra conciencia y transformarnos en seres plenos.

 

Las acciones invisibles e internas llegan a mover montañas!!! Tal vez no se vean a simple vista… pero como las semillas, germinan en silencio y aparente inmovilidad, como ocultándose de las miradas curiosas… pero luego, devienen en importantes transformaciones de la realidad personal y más allá también, haciéndose realmente notorias por sus efectos.

 

¿Qué podemos hacer por el cambio de conciencia de la gran familia humana?

 

El cambio comienza en nosotr@s. Somos el cambio que queremos ver a nuestro alrededor, porque formamos parte de un todo mayor, una Unidad cósmica y luminosa, de la que hemos recibido la “chispa Divina”, el aliento primero que sostiene nuestra conexión con lo Infinito.

 

La física cuántica ha demostrado la existencia de campos morfogenéticos, una gran trama energética de la que tod@s somos parte. Nuestras acciones individuales, aún las más pequeñas, generan movimientos que se van multiplicando en otros seres, se expanden y, al alcanzar una masa crítica, producen una transformación que sucede más allá de nuestros ojos, capaz de generar cambios de conciencia en toda la humanidad.

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué significa “hacerlo bien”?

Significa generar acciones desde el corazón, con la intención de lograr un bien mayor, para uno mismo y para todos, despertando la belleza intrínseca de cada acción que nace de la bondad, la generosidad, el respeto por la vida y esencialmente, del amor infinito. Estas acciones ocurren más allá de la presencia de testigos y aunque se hacen en silencio, son poderosas.

 

 

Semillas de Conciencia

Algunas preguntas para nuestro autodiagnóstico

Breve experiencia para darnos cuenta

de nuestras “acciones invisibles” cotidianas que pueden hacer la diferencia

y generar conciencia de paz y unidad en nosotr@s y a nuestro alrededor.

 

Antes de comenzar, nos ayudará para ser testigo consciente de nosotr@s mism@s (desarrollar la conciencia testigo), hacer previamente un aquietamiento que genere nuestro espacio de silencio personal y un ambiente propicio para tomar conciencia de la energía luminosa que nos vincula con la vida, con sentimientos de amor incondicional, trascendiendo cualquier egoísmo, hasta descubrirnos en nuestra autenticidad.

 

Comencemos explorando nuestro mundo interno con la guía exclusiva de la luz, para que la mente experimente a cada instante mayor claridad. Abramos el corazón de la mente y generemos un espacio de profunda intimidad, liberándonos de las interferencias externas.

 

Para explorar nuestro mundo interno podemos ir haciendo escalas en distintos momentos de nuestra vida cotidiana, imaginarla como una película de la cual somos protagonistas centrales y observar nuestras actitudes y acciones vinculadas al cuidado de nuestra salud (en sentido holístico), de nuestro modo de vincularnos con otras personas y con el medio ambiente, natural y cultural.

 

Algunas preguntas para inspirar nuestra búsqueda:

Nosotr@s y nuestro cuerpo:

* ¿Elegimos alimentos frescos en lugar de envasados?

* ¿Dedicamos unos minutos del día al movimiento saludable?

*¿Dedicamos unos minutos del día para el especio de silencio personal? ¿Hemos sido conscientes de su importancia?

* ¿Hemos tenido realmente la constancia de buscar esos espacios de quietud durante el día para volver a nuestro centro cada vez que era necesario?

* ¿Cocinamos diariamente para nosotr@s mism@s aún cuando estamos sol@s? ¿Qué concinamos? ¿Lo hacemos con buen humor?

 

Nosotr@s y nuestros vínculos interpersonales:

* ¿Nos sentimos movilizad@s por la percepción y la conciencia de ser parte de una gran totalidad, dentro de la cual podemos ser lo que somos porque los demás son como son?

* ¿Buscamos y ponemos en práctica en nuestro día a día, recursos para fortalecer la humildad, la generosidad, la bondad, la comprensión, los sentimientos amorosos, el desapego del ego?

* ¿Somos capaces de comprender desde el corazón a quienes sienten, piensan o ven la vida de modo diferente al nuestro?

* ¿Logramos internamente no prejuzgar sino comprender y asumir una actitud consciente y positiva?

* ¿Honramos nuestras palabras y reverenciamos nuestras acciones en todo momento?

* ¿Dimos lo mejor de nosotros en cada circunstancia más allá de los resultados o expectativas?

 

Nosotr@s y el Medio Ambiente natural y cultural

* ¿Qué acciones hacemos en casa para cuidar el agua? ¿Le agradecemos diariamente su servicio? ¿Generamos con ella un vínculo amoroso y de respeto? ¿Cómo lo hacemos concretamente?

* ¿Separamos la basura (lixo) en nuestra casa, aún más allá de lo que otros hagan con ella?

* ¿Somos cuidados@s con el uso de la electricidad y del gas? ¿Dejamos encendidas las luces en lugares donde es innecesario? ¿Y nuestra computadora? ¿La dejamos encendida cuando no la usamos?

* ¿Qué hacemos con las pilas y las baterías cuando las descartamos? ¿Van a la basura común?

* ¿Lavamos platos, copas etc. dejando correr el agua mientras pasamos el jabón? ¿Lo hacemos con jabón o detergente?

* ¿Realizamos diariamente acciones pequeñas y silenciosas, vinculadas al cuidado del planeta?

* Cuándo hacemos las compras domésticas, ¿llevamos nuestra propia mochila para guardar lo que compramos? ¿O pedimos más bolsas plásticas de las necesarias para llevar a casa la mercadería?

* ¿Respetamos los espacios públicos? ¿Cuidamos no arrojar desperdicios en las plazas, playas, parques, en los cursos de agua (ríos, lagos, mar…)

* ¿Qué hacemos para proteger los bienes culturales? ¿Cuidamos nuestros libros? ¿y los objetos de arte?

 

Y finalmente:

*¿Cuáles han sido en los últimos meses nuestras transformaciones internas más notorias que nos perfilan como seres de PAZ, respetuosos de la vida en todas sus manifestaciones? ¿Nos hemos dado cuenta de ellas?

 

Y podemos seguir… Esta lista es sólo para inspirarnos a preguntarnos y a conocer cuál es nuestro nivel de conciencia; porque para poder ser inspiradores para otras personas, primero es necesario que lo hagamos nosotr@s.

 

El cambio en la calidad de vida, en nuestras relaciones interpersonales y en nuestros vínculos con el medio ambiente deviene de nuestra transformación interna. La expansión de la conciencia se manifiesta en acciones cotidianas, actitudes y sentimientos congruentes con ella.

 

 

Lic. Esther Mónica Shocron B.

alaluzdelavida@gmail.com

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