Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
19/09/2003 (Nº 5) “Convivir con el Medio Ambiente Natural, Humano y Cultural” - Primera Parte
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Semillas para la Vida

Educación desde la Esencia

 

“Convivir con el Medio Ambiente

Natural, Humano y Cultural”

Primera Parte

 

Consideraciones previas

 

Para conocer, comprender e interactuar ecológicamente con el Medio Ambiente Natural, Humano y Cultural apelaremos a nuestro sistema de comunicación de los sentidos para percibir conscientemente.

La conciencia de nuestra capacidad y práctica de la  percepción expandida facilita nuestros vínculos ecológicos con el Medio Ambiente Natural, Humano y Cultural y generan un acercamiento entre todas las piezas que componen el ecosistema, incluyendo junto al mundo biológico y natural  el mundo cultural creado por el hombre.

Es a partir de la observación minuciosa y atenta que facilitamos nuestra interacción fluida con el medio que nos rodea, creando vínculos basados en la transparencia, el cuidado, el respeto, la valoración y la comprensión profunda, intelectual y subjetiva.

¿Qué observamos?

Observamos la realidad interna y la realidad externa; la historia, la evolución de los acontecimientos, hechos que se suceden en lo cotidiano, nuestro entorno, nuestra convivencia; el micro y el macrocosmo.

¿Para qué observamos?

Para conocer, para informarnos, para relacionarnos, para comprender, cuidar, respetar, para integrar.

¿Cómo ampliamos nuestra conciencia?

Ampliando nuestra sensibilización, ejercitándonos en el darnos cuenta yendo de lo simple a lo complejo; de lo cercano a lo más lejano; de lo interno a lo externo, de uno mismo hacia el mundo que nos rodea.

 

Observar- sentir- darnos cuenta-

ponerse en el lugar del otro- sintonizarse

respetar- comprender- valorar- 

cuidar- rescatar- integrar

 

Nuestros sentidos nos permiten tomar conciencia de nuestro mundo interno y del mundo que nos rodea. Es a través de ellos que experimentamos los vínculos, la comunicación, la convivencia y la vida. Ellos nos aportan la información que nuestra conciencia precisa para su expansión.

Hemos compartido en ediciones anteriores ideas para ejercitar nuestra percepción como un modo de facilitar ese estado de “ser conscientes” de nuestros sentimientos, pensamientos y acciones tanto como los de nuestro entorno.

Conocernos sin filtros y aprehender datos de la realidad exterior es un paso adelante para comprender al mundo que nos rodea, en este caso, el medio ambiente natural, humano y cultural.

Darnos cuenta

“Darnos cuenta es tomar conciencia de nuestra realidad, presente o no, tanto de nuestro mundo físico como del mental y del emocional.

Nuestros sentidos y nuestras percepciones, nos permiten tomar contacto por medio de la experiencia, con lo que acontece adentro y afuera de nosotros mismos; nos ayudan a explorar, a profundizar nuestra capacidad para “darnos cuenta” del mundo exterior,  de nuestro interior y de la realidad “imaginaria”, vinculados con el pasado o el futuro.

“Darnos cuenta” es la antesala de cualquier cambio, más allá de la profundidad del mismo;  es tomar conciencia y es previo a cualquier proceso de transformación.” *

Podemos  entrenarnos con distintas rutinas  para darnos cuenta y aprender a hacerlo de tal modo que eso ocurra casi al mismo momento en el que se producen los acontecimientos. 

Observar, escuchar, sentir con atención,  nos va educando para ser conscientes de que somos conscientes; para darnos cuenta que nos estamos dando cuenta. Es el punto de partida para iniciar los procesos de cambio y transformación, ayudándonos con el sentido común.

Recordemos que la vida nos proporciona a cada instante los elementos que necesitamos para nuestras experiencias, para que vayamos descubriendo “los para qué”, “los cómo”, “los por qué”; para que encontremos el sentido de la oportunidad y sepamos qué hacer, cuándo avanzar o cuándo detenernos.

“La información que procesamos a nivel racional no alcanza  para “tomar conciencia” de los significados profundos de la realidad que vivimos. El darse cuenta en este sentido, es un estado más amplio que nos conduce a la idea de la “conciencia despierta”; en parte  es  como decirnos: “ah! ahora me doy cuenta!” … “ *

La comprensión profunda se manifiesta en todo nuestro ser que vive una sensación de certeza que no deja lugar a más preguntas sino a la convicción que es así. Se establece una conexión inmediata entre todas nuestras partes que genera acciones sin titubeos, seguridad en nuestros pasos. Percibimos inmediatamente que todas las piezas están en el lugar correcto; que es el tiempo y la oportunidad, que es el momento de actuar o de esperar, incluso,  podemos experimentar un estado de alegría de vivir, de plenitud y de poder.

Seguramente todos podemos encontrar más de un ejemplo en nuestro día  a día. Podemos hacer la experiencia preguntándonos por ejemplo acerca de nuestras acciones con relación al medio ambiente, a nuestro modo de interactuar con él, sea con la naturaleza o con el medio ambiente cultural.

 Darnos cuenta es ir descubriéndonos y descubriendo nuestro entorno; es tomar conciencia de quiénes somos en realidad, del sentido de la existencia del mundo natural y del mundo cultural. Es ir más allá de los modelos o estereotipos para poder hacer una conexión directa con nuestra propia esencia y lograr que nuestras acciones sean su reflejo externo.

¿Qué observamos cuando lo hacemos con atención y teniendo en cuenta el sentido común?

En nosotros mismos observamos el cuerpo, las sensaciones, movimientos, posturas, gestos;  nuestras estructuras mentales, qué decimos, escribimos o pensamos, registramos nuestras actitudes, reacciones, sentimientos, emociones, acciones.

En el medio ambiente observamos sus componentes, características, formas de manifestación; los modos que adoptan las relaciones en general, tanto con las personas como con los objetos culturales, plantas, animales, etc.

Los datos que obtenemos de este modo se convierten en valiosa información para darnos cuenta y comprender la vida en un sentido amplio, incluyendo nuestro pequeño universo y sus relaciones con el macrocosmos.

Los datos de la realidad los captamos fraccionados y adquieren sentido sólo al integrarse en el todo, pasando de lo particular a lo general, de las partes al todo.

Se establece un vínculo profundo entre el mundo tangible y el no tangible; entre lo que salta a la vista y lo que percibimos más allá de ella. Por ejemplo, si caminamos un laberinto en silencio y toda nuestra conciencia está puesta en los pasos que damos, llegaremos a establecer este tipo de vínculo, que  puede ayudarnos a tener una comprensión ampliada de la realidad.

¿Qué recursos tenemos a nuestro alcance para darnos cuenta, para despertar nuestra conciencia, para ampliar su campo de acción?

¿Dónde podemos encontrarlos?

Los recursos están a nuestro alcance todos los días de nuestra vida; nos acompañan permanentemente.

Un encuentro fortuito, conductas reiteradas, la página de un libro que nos aclara algo que teníamos en nuestra mente como duda o incógnita; la emoción que nace al conectarnos con una obra de arte, una música o un texto; un enojo o reacción violenta, son todas cuestiones cotidianas que cualquiera de nosotros vive. Éstas pueden transformarse en una oportunidad para ver con mayor claridad, sin filtros ni distorsiones.

Nuestros sentidos nos permiten ver, escuchar, sentir o percibir. ¿Qué sensaciones registran? ¿qué información nos dan?

Los sentidos conectan nuestro mundo interno con el mundo que nos rodea. Nuestro entorno, todo aquello que está afuera se transforman en referentes que facilitan la comprensión acerca de nosotros mismos, de los otros, de la naturaleza, del medio ambiente cultura, es decir, de todo lo vinculado con la vida en general.

“Darse cuenta” es parte de los procesos de aprendizaje en la educación formal y no formal; es parte de nuestros aprendizajes de vida que nos facilitan nuestras experiencias cotidianas.

Cada vez que tomamos conciencia de algo, tenemos nuevos elementos para corregir nuestros errores, para ajustar nuestras conductas, para comprender, valorar y respetar.

Recordemos algunas circunstancias de nuestra vida diaria. Observemos nuestro modo de alimentarnos; de pensar, de actuar. Experimentemos en nuestra vida cotidiana.

Algunas experiencias para ampliar nuestro nivel de conciencia

* Elijamos un periodo de tiempo y observémonos conscientemente. Comamos conscientemente, prestando atención a los alimentos que ingerimos, los procesos fisiológicos, las sensaciones corporales. Variemos el tipo de alimentación y observemos lo que nos ocurre, si aparecen cambios, sus características. Investiguemos y saquemos conclusiones que nos ayuden luego a comprender y a estar atentos, alerta y conscientes.

*  Dediquemos todos los días unos minutos para vincularnos conscientemente con nuestra respiración. Primero, tomemos contacto con ella, observemos su ritmo, profundidad, amplitud; agudicemos los sentidos para percibir el recorrido del aire desde que inhalamos hasta que exhalamos. Luego,  juguemos con ella respirando de diferentes maneras; probemos por la nariz, por la boca; silenciosamente, ruidosamente. Y observemos las reacciones de nuestro cuerpo en cada variante, con mucha atención.

     * También podemos atender a nuestros pensamientos: prestemos atención durante un día a todos los pensamientos y palabras o ideas que aparezcan en nuestra mente, así como lo que digamos en nuestros diálogos. ¿Qué tipo de pensamientos son? ¿positivos? ¿negativos? ¿nos impulsan a construir o a destruir? ¿representan críticas y enjuiciamientos o denotan comprensión?

“Las señales que llaman nuestra atención sobre determinada cuestión se convierten –de alguna manera- en una guía para comunicarnos con esos niveles no visibles; nos queda luego establecer relaciones entre esos datos para elaborar hipótesis, sacar conclusiones, hacer síntesis, encontrar respuestas.” *

Ampliar nuestro nivel de conciencia, nuestra capacidad de “darnos cuenta” nos guía hacia relaciones ecológicas con nuestros semejantes y con el medio ambiente.

 

Mónica Shocron

e-mail: semillasparalavida@hotmail.com

* “EducarNos” (Mónica Shocron-Laura Waisman)- Lugar Editorial

Ilustrações: Silvana Santos