Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
“Semillas para la Vida” Educación
desde la Esencia
Voces de la Tierra – 2ª parteSintonía, Sensibilización y Conciencia “…Si
yo pudiera hablarte de esencia a
esencia, desde dentro, siendo tú, y tú siendo yo como una sola cosa…” (de
“Vívete”, Cayetano Arroyo) La
Vida nos vincula a unos con otros; nos comunica; es un ir y venir de mensajes
que nos acercan, nos integran y a veces nos alejan. El
Dar y el Recibir es constante. El
movimiento de las energías es continuo. El Universo pulsa sin detenerse y
nosotros percibimos sus pulsaciones. Nuestros ritmos acompasan al
Gran Ritmo Pero
a veces, esa sintonía con el Gran Ritmo se quiebra ¿Qué hacemos para que se
interrumpa? ¿Es que acaso nos distraemos,? ¿Dejamos de estar atentos?
Seguramente –en ese momento- alguna información escapa de nuestra atención. Formamos
parte de un sistema de relaciones que naturalmente tiene un Orden Perfecto y
todo lo que hacemos lo afecta y modifica, seamos o no conscientes de ello. Imaginemos
por un momento que estamos sentados frente a un lago; sus aguas están en reposo
casi absoluto; parece un espejo. Permanecemos silenciosos, quietos; sólo
observamos y escuchamos con atención. Comenzaremos a sentir que somos parte de
todo aquello. En
un gesto distraído tomamos una piedra pequeña y la lanzamos al agua. Ahora el
lago está lleno de ondas, el reflejo de lo que hay en sus orillas se ha
modificado; cambiaron los sonidos, tal vez la luz, nuestros sentimientos. Alteramos
el orden preexistente más allá de nuestra intención y pasarán unos cuantos
minutos hasta que todo vuelva al equilibrio previo. Así,
en lo cotidiano, el hombre altera el Medio Ambiente Natural -en mayor o menor
medida- y pueden pasar muchos años hasta que la naturaleza recupere su
equilibrio originario, sin contar aquellas ocasiones en que el daño resulta
irreversible. Es
necesario Comprender para relacionarnos saludablemente con la Naturaleza
y hacer uso de lo que ella nos brinda sin agotarla. Es preciso que
logremos una comunicación profunda entre ella y nosotros, que hagamos una
traducción fiel de sus propios códigos y podamos escuchar su voz con el corazón. Lo
que a ella le ocurra también, nos ocurrirá a nosotros. Todos
podemos reconocernos en cada partícula del Universo y descubrir el sentido de
la UNIDAD. Somos la fruta que comemos, el agua que nos moja. Somos el sol que
nos calienta, el viento que nos acaricia, el trueno que vibra en nuestros oídos.
Podemos ser el cachorro que clama por su alimento; una piedra del camino,
un grano de arena o la ola del mar. Somos UNO con todo lo Creado. Preguntar, indagar, observar,
experimentar y comprender. Antes
de iniciar cualquier experiencia de sensibilización y comunicación profunda es
necesario crear un ámbito confortable y armonioso para facilitar la magia del
encuentro con uno mismo y con la Totalidad. Experiencias “Soy Uno con el Universo” Esta
es una propuesta para experimentar la Unidad desde la Comprensión profunda de
los reinos de la Naturaleza. Es una actividad para grupos; las vivencias
individuales enriquecerán a todos. Realizaremos
un paseo por cada uno de los reinos: Mineral,
Vegetal, Animal-Humano y buscaremos lograr la más profunda identificación
posible. El trabajo de búsqueda se hará minuciosamente procurando llegar
hasta el más mínimo detalle para que los sentidos se expandan al máximo. Cada
participante elegirá ser -por unos minutos- un elemento de ese reino. Sentirá,
observará con esos ojos hacia adentro y hacia fuera;
se moverá o no. Por un momento será el Otro. Recordará su origen,
lugares y entornos anteriores al instante de la experiencia y se vinculará
con el ser humano haciéndole un pedido especial desde esa identidad. Esta
práctica la repetirá con un elemento de cada reino. Finalmente,
el grupo compartirá el pedido hecho por cada uno al ser humano y se podrá
registrar a modo de un Manifiesto por los Derechos de la Naturaleza. *(ver
nota al pie) *
Esta propuesta la compartí en unas jornadas de capacitación, con docentes y
alumnos de todos los niveles, cuando trabajamos los vínculos con el Medio
Ambiente Natural y Cultural. Fue
una experiencia que generó la expansión de la conciencia sobre este tema. Y
del grupo surgieron expresiones como éstas: “Soy
el río y te pido, hombre, que no contamines mis aguas” “Soy
la sierra y te pido, hombre, que no
dinamites mis entrañas” “Soy
el aire que te rodea, y te pido, hombre, que no me llenes de humo” Muchas
veces dañamos nuestro entorno natural. ¿Cómo lo hacemos? ¿Aparecen señales
de las consecuencias que genera? ¿Cuáles? ¿Somos
capaces de comprender realmente esas señales o avisos? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo
facilitar el camino de aprendizaje de los códigos de la Naturaleza y lograr
comunicarnos de Esencia a Esencia con ella? Sensibilizarnos,
expandir la capacidad de nuestros sentidos, aquietar nuestra mente racional
prepararán el terreno para lograrlo. Comprender
nos acerca, nos une, nos integra, nos enriquece. Comprender
nos permite amar, respetar. Si comprendemos podemos cuidar mejor de nosotros
mismos, de los otros y del medio ambiente. Para
comprender tenemos que aprender a observar y escuchar conscientemente.
Comprender nos permite darnos cuenta a cada instante del significado de los
mensajes que los sentidos ponen a nuestro alcance. Comunicarnos
de Esencia a Esencia es un camino para despejar interferencias; es un modo de
comprender profundamente a los demás y de lograr la sintonía. De
esta manera, los vínculos se transforman y se consolidan; van de lo físico a
lo intangible hasta llegar a la Esencia de cada uno. EXPERIENCIAS
DE SENSIBILIZACIÓN
*Vinculándonos con la Naturaleza: Recorramos el espacio con los ojos abiertos y en silencio; detengámonos
frente a elementos de la naturaleza que nos inviten a darle atención;
comencemos a sentir, a dialogar sin palabras; registremos nuestras sensaciones,
emociones, pensamientos o palabras que acudan espontáneamente a nuestra
conciencia. Luego,
cerremos los ojos y sólo dejemos que nuestra sensibilidad se expanda al máximo.
Observemos y registremos lo que ocurre en nuestro interior. *
Expandamos nuestros sentidos Cada
etapa de este ejercicio comenzará con una relajación profunda y respirando
conscientemente. Aquietaremos la mente, los pensamientos, las emociones para
generar un espacio interior apropiado para la experiencia profunda. Exploraremos
un sentido por vez con registros directos y evocativos. OLFATO
a)
Llevaremos nuestra atención a los aromas del ambiente que nos rodea b)
Evocaremos olores y perfumes: Por ejemplo, agradables, desagradables, de
alguien cercano afectivamente, de alguien simplemente conocido, aromas de la
primavera, del verano, del otoño, del invierno, aromas del amanecer, del mediodía,
del atardecer; aromas de la infancia, de la adolescencia, de la juventud; aromas
de animales, de plantas, aromas previos a una lluvia. c)
Recorreremos el ambiente con
ojos cerrados (también puede hacerse en una sala o un aula) haciendo sólo
reconocimiento de aromas, olores o perfumes de plantas, de objetos, del piso,
las paredes, etc. Construiremos mentalmente un mundo de aromas, creando imágenes,
reconociendo usos de las cosas que identificamos a través de su aroma. GUSTO
a)
Evocaremos sabores hasta poder percibirlos profundamente; los
localizaremos en sectores linguales e identificaremos nuestras reacciones
personales en relación con cada uno (ácido, salado, amargo, dulce, picante;
mezclados de a pares). Haremos
registro de las reacciones localizadas frente al estímulo aromático y
dejaremos que se expanda por todo el cuerpo. Observaremos conscientemente qué
ocurre, qué sentimos, qué imágenes asociamos a eso, si detonan recuerdos. VISTA
a)
Evocaremos los colores del arco-iris; haremos un paseo por cada color,
deteniéndose en cada uno de ellos. Registraremos sensaciones, reacciones,
sentimientos, emociones, imágenes que luego, en silencio, guardaremos por
escrito. b)
Haremos un experiencia con la percepción de los colores a través del
tacto: con los ojos cerrados, colocaremos sobre una hoja blanca, un papel de
color rojo o azul o amarillo y con la palma de nuestra mano procuraremos sentir
el color y registrar su imagen. Sin abrir los ojos recordaremos lo que
percibimos. Esta exploración la reiteraremos con otros colores, manteniendo los
ojos cerrados. Y veamos qué ocurre.
Luego, haremos el registro
por escrito. TACTO: Con los ojos cerrados recorreremos
con las manos diferentes superficies y haremos
un reconocimiento de objetos. Llevaremos un registro de nuestras
emociones, sensaciones, imágenes,
pensamientos, asociaciones con recuerdos. En
todas las experiencias descritas, el cierre lo haremos en silencio, conservando
nuestra quietud y completando con un registro escrito de nuestras vivencias y
reflexiones. Podemos abrir un espacio para compartir con los demás. Comunicándonos desde la Esencia *Lenguajes
sin palabras: Nos
sentaremos en círculo con los ojos
cerrados. Cada uno tendrá en sus manos un objeto para extraer información lo más
minuciosa posible, usando sólo los
sentidos del tacto, el olfato, el gusto y el oído, manteniendo en todo momento
los ojos cerrados. Los objetos incluirán elementos de la naturaleza (hojas,
plantas, piedras, animales marinos, semillas, frutos...) y objetos culturales
(lentes, moldes, instrumentos de precisión...). Un
coordinador será el encargado de dar y cambiar esos objetos a cada uno,
sosteniendo la consigna de “ojos cerrados”. Con
cada cambio haremos el registro escrito para guardar la información obtenida. Durante
la práctica nos iremos haciendo preguntas acerca de su procedencia, su
historia, sus características, su finalidad y cualquier otros datos
que enriquezcan y faciliten su identificación. De esta manera nuestro vínculo
con ese objeto –cualquiera sea su origen o procedencia- será más profundo. Haremos
una síntesis de la experiencia completa y guardaremos un registro que nos
permita seguir indagando, buscando respuestas y completando nuestros
aprendizajes de vida. “…
El sabio sabe que todo
cuanto ve afuera existe
de alguna forma en
su interior. Y
descubre Qué
función ocupa Una
mariposa O
un río O
las montañas O
un pajarillo U
otro hombre. El
sabio sabe que todo es un espejo Donde
ve partes de sí mismo. Por
ello no desperdicia la ocasión De
mirarse en cada cosa Con
la que lo relaciona la Vida. Nunca
dice: Aquél.. Sino: Yo en Aquel…”
(del
libro “Más allá de mí mismo también soy yo” de Cayetano Arroyo) Observar
con atención la Vida que nos rodea puede ser un camino para darnos cuenta,
comprender y expandir nuestra conciencia. Lic.
Mónica Shocron
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