Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
19/09/2003 (Nº 3) Educación desde la Esencia
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“Semillas para la Vida”
Educación desde la Esencia
Voces de la Tierra 1ª parte




“La crisis ambiental es una manifestación externa de una crisis de la mente y el espíritu. No podría haber una interpretación más errónea de su significado, que creer que solamente está relacionada con la vida silvestre en peligro, la fealdad hecha por el hombre, y la contaminación. Éstas son parte de ella, pero en forma más importante, la crisis está relacionada con la clase de creaturas que somos y lo que debemos llegar a ser para sobrevivir.” (Lynton K. Caldwell)


Sonidos, Aromas, Sensaciones, Colores, Formas, Movimientos, Quietud.
Lenguaje sin palabras que nos llega desde el corazón mismo de la Tierra.

La Tierra se expresa. Siente, ríe y llora; calla y a veces- nos habla. ¿Sabemos escucharla? Cuando nos habla, ¿qué nos dice? ¿Somos capaces de sentirla, de percibirla como ella lo hace con nosotros?

¡Cuántas veces la lastimamos quizás por ignorancia! ¡Cuántas veces hacemos oídos sordos a sus súplicas! ¿Es que acaso somos incapaces de cuidarla? ¿Tanto hemos perdido la sensibilidad para darnos cuenta de sus necesidades?

La Pacha Mama (Madre Tierra) tiene su idioma; es simple y podemos aprenderlo para dialogar con ella.

Sus mensajes nos llegan cargados de verdades universales, de información acerca de la vida, de las relaciones, de todo cuanto existe en la Creación.

Somos hijos de GAIA, lo siento en todo mi cuerpo y en mi corazón. Cuando me quedo en silencio puedo oír sus latidos y percibir su respiración. Cierro los ojos y me dejo traspasar por su melodía, me dejo acunar por ella. Su abrazo es generoso y amplio; su regazo, confortable. Sólo tengo que dejar que ocurra ese encuentro profundo entre ella y yo. Y descubro la magia de vivir.

GEA es mujer y es madre, es la energía femenina en el plano físico. Se integra al aire, al sol y al agua como parte de los 4 elementos.

Somos parte de este mundo de formas y de colores, de sonidos y silencios, de texturas, sabores y sensaciones. Somos parte de este mundo físico visible y tangible que nos vincula a la Tierra y a los demás elementos.

Formamos parte de un sistema de relaciones que naturalmente tienen un Orden Perfecto. Todo lo que hagamos lo afecta y modifica, seamos o no conscientes de ello. “No podemos cortar una flor sin que se entere una estrella” así como “el aleteo de una mariposa en Birmania provoca una tormenta en Nueva York”.

Pero más allá de ese mundo tangible está el de lo intangible, aquél que sólo reconocemos por sus efectos materializados en el mundo físico.

Al viento no lo vemos pero podemos sentirlo en nuestra piel, oírlo entre las hojas de un árbol; su presencia se anuncia en sonidos, en movimientos que capturan nuestros ojos, sensaciones registradas por nuestro cuerpo. La humedad se vuelve nube, gotas, agua de lluvia, río, arroyo, mar. La luz se hace color para que podamos verla. Los ultrasonidos, las radiaciones sutiles como los rayos cósmicos, los rayos ultravioleta o infrarrojos, los rayos x- los percibe nuestro cuerpo registrando todo tipo de vibraciones que afectan nuestro sueño, nuestro descanso, que modifican nuestro ánimo y nuestra vitalidad. El frío y el calor pueden vestir un manto níveo y helado o pintar paisajes arenosos, desolados, silenciosos páramos, cuando se vuelven extremos.

Terremotos, maremotos, temblores... la Tierra manifiesta sus incomodidades, se sacude y se acomoda una vez más.

Cada uno de los cuatro elementos nos habla en su propio idioma Muchas culturas ancestrales aprendieron a dialogar con ellos y con todos los reinos. Comprendieron sus mensajes, respetaron a toda la Creación. Sus costumbres, sus ritos, sus culturas reflejaron su actitud cuidadosa frente al medio que los cobijaba; encontraron sabiduría en cada elemento de su universo próximo. Leían el vuelo de los pájaros, escuchaban y comprendían las voces de los animales que formaban parte de su entorno; interpretaban los mensajes silenciosos de los ”sin voz”, sus hermanos los árboles. Aprendieron a comunicarse con toda la Naturaleza y fueron capaces de experimentar la UNIDAD.

Pero en algún momento, los seres humanos nos fuimos olvidando de esa sabiduría originaria, nos fuimos separando y abandonamos ese sentimiento de hermandad con toda la Naturaleza.

Nos volvimos sedentarios; la vida cotidiana cambió el ritmo de nuestros pasos; la prisa pasó a ser la gran protagonista de lo cotidiano. Perdimos de vista esas pequeñas-grandes cosas de la vida.

Olvidamos la sabiduría ecológica de nuestros antepasados y de alguna manera perdimos el rumbo.

Creamos tecnologías y nos llenamos de ellas; con algunas intentamos dominar la naturaleza olvidando la importancia de integrar en lugar de desechar.

Nos fuimos apropiando de las cosas incluso de la tierra, de los ríos, de los bosques; marcamos fronteras artificiales; nos fuimos aislando y separando; comenzamos a discriminar.

¿Cuándo perdimos de vista las leyes que regulan el orden de toda la Creación? ¿En qué momento desconocimos su inmutabilidad? ¿Qué nos llevó a alejarnos de ellas y en nuestra ignorancia- pretender desconocerlas y dominarlas?

Perdimos el equilibrio; rompimos la perfección del orden originario.

Activemos en cada uno la memoria de los tiempos y encontremos nuestra sintonía con el orden universal. Dejemos que nuestras melodías individuales se integren a la “Gran Sinfonía” ; experimentemos la alegría de encontrarnos y reconocernos en cada partícula del Universo.

Descubramos la UNIDAD.



Lic.Mónica Shocron
e-mail: semillasparalavida@hotmail.com

Ilustrações: Silvana Santos