Semillas
para
Una
propuesta educativa, una elección de vida
Educar
desde
Las
historias cotidianas pueden ayudarnos en nuestros cambios personales y grupales
Siempre es mejor encontrar el centro y
balancearnos dentro de un rango de equilibrio a su alrededor que apegarnos a
los extremos.
Todos
los días podemos utilizar nuestras historias de vida como un pequeño
laboratorio ambulante, que con preguntas y respuestas nos van dando una mano en
los procesos de transformación personal y grupal.
En
nuestro cotidiano, pasan cosas con el clima, por ejemplo, que en los últimos años
nos han dejado mudos de asombro en cada circunstancia.
Pareciera
que en algunas regiones de nuestro planeta hemos perdido la clásica y conocida
diferencia de estaciones (primavera, verano, otoño, invierno). Observamos en
las plantas floraciones extrañas a la época del año; hojas verdes en otoño
en árboles que las han tenido rojas, naranjas o descoloridas en otros tiempos
que nuestra memoria aún guarda en su recuerdo.
Pasan
cosas con nuestro universo conocido. Somos testigos de cambios cósmicos que
hasta hace unas décadas sólo aparecían en filmaciones aventuradas y creativas,
con grandes efectos especiales que conmovían a los espectadores en las salas de
proyección. Pero ahora, se han metido en nuestras vidas cotidianas en vivo y en
directo!!
En
lugar de obsesionarnos en la búsqueda de responsables o paralizarnos de miedo
frente a sentencias que presagian la destrucción total; en lugar de dejar de
disfrutar de la vida presuponiendo que ya no hay nada qué hacer, hagamos algo
al respecto y consideremos a estas situaciones, nuestra fuente de inspiración
para hacer pesquisas que nos ayuden a evolucionar como seres únicos e
irrepetibles y como humanidad y a poner en marcha nuestra capacidad de co-crear
alternativas que nos ayuden a honrar la vida.
¿Cambio
Climático o Revolución Climática?
En
estos tiempos, todo lo que acontece en cuanto al clima escapa de nuestra idea de
cambios paulatinos, al menos para nuestro campo perceptivo habitual.
¿Cambio o revolución?
Son
dos palabras que sugieren transformaciones con diferentes ritmos. Cambio, inspira un proceso ordenado, paulatino, con una velocidad
que nos permite ir observando pasa a paso la transformación; revolución,
da la idea de procesos rápidos, de transformaciones radicales y profundas,
donde casi en un abrir y cerrar de ojos, lo que estaba ya no está, o bien, los
cambios han sido tales que todo parece “nuevo”.
Comprender
puede ser en una clave en los procesos de expansión de la conciencia y ésta,
la clave para la evolución de la humanidad.
Te
propongo, entonces, montar un laboratorio ambulante para que puedas llevarlo
dondequiera que vayas y recurrir a él cada vez que sea necesario. Éste es un
recurso accesible que nos asombrará con su poder como guía para aprender de la
vida misma, en el camino de crecimiento personal.
¡Aquí
vamos! ¡Manos a la obra!
Voy
a contarte una historia para comenzar
Llovía
sin parar. Día tras día sólo veíamos nubes y agua por todos lados. Apenas
asomábamos la nariz por las ventanas sentíamos la humedad del aire que
presagiaba la continuidad de la lluvia. El sentido del humor a duras penas nos
mantenía en pie y poco contribuía con las relaciones cordiales entre todos
nosotros. Poco a poco, mantenernos en armonía resultaba más difícil; nos dábamos
cuenta que el exceso de humedad, la
permanencia de las nubes y la ausencia del sol iban cambiando nuestro carácter,
afectaban nuestros estados internos, perdíamos la paciencia más rápidamente,
nos sentíamos molestos por cualquier cosa que contradijera nuestras
expectativas; nuestro cuerpo se hinchaba con tanta humedad y nos generaba una
incomodidad también
física. Queríamos ver el sol YA!, sentirlo, respirarlo.
Y
nos preguntábamos: ¿Por qué? ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué nos afectaba?
¿Hasta cuándo?
Entonces
recordé algo que leí de San Francisco de Asís:
“Señor,
haz de mi un instrumento de tu paz… donde haya desesperación ponga yo la
esperanza, donde haya tinieblas ponga yo la luz…”
¡La mente suele hacer asociaciones libres! Y ellas, se vuelven inspiradoras.
Así
fue que esas simples palabras tuvieron un efecto inmediato en mi estado de ánimo
y me permitieron recordar que existen circunstancias externas que no tengo el
poder de cambiar, pero sí puedo
modificar mi actitud frente a ellas y generar en mí algo más de sabiduría.
Inmediatamente, mi memoria inició un recorrido por un extenso archivo de
conocimientos previos y la mente comenzó a hacer una serie de relaciones
interesantes que contribuyeron a modificar actitudes personales y del grupo.
Y
una nueva pregunta apareció en el aire: ¿Qué podemos aprender de esto? A
partir de ella comenzaron a fluir reflexiones, nuevas preguntas, expresiones
ocurrentes con más sentido del humor e incluso, observaciones profundas y
cercanas a una investigación casi científica. Teníamos frente a nosotros una
nueva opción: experimentar y descubrir caminos de crecimiento.
Algunas
preguntas inspiradas en esta historia de vida
Observando
con atención los hechos y comentarios, quizás las musas intervengan guiando la
secuencia de preguntas e interrelaciones de respuestas. Tal vez surjan algunas
hipótesis que puedan convertirse en conclusiones interesantes y útiles para
nuestros cambios personales y grupales necesarios.
Somos
seres solares, necesitamos del sol para vivir. La luz incide en los procesos de
crecimiento, en las transformaciones químicas y fisiológicas, en la armonía
de las emociones.
¿Qué
ocurre con todo esto cuando la clara luz solar se ausenta por mucho tiempo?
¿Cómo
nos afecta una larga secuencia de días nublados, sin sol, con nubes oscuras y
pesadas, que nos obligan a permanecer con luz artificial?
También
podríamos preguntarnos cómo nos sentimos cuando permanecemos mucho tiempo en
un lugar con poca luz natural y cómo, cuando el espacio está ampliamente
iluminado por ella.
Exploremos
un poco más, preguntemos a otras personas, hagamos un archivo de respuestas,
comparemos y recordemos otros conocimientos previos que podamos relacionar con
todo ese material. Hagamos experiencias directas.
¿Probaste
alguna vez permanece varios días durmiendo en un cuarto húmedo y con poca luz?
¿Cómo fue tu descanso, cómo se sentía tu cuerpo al despertar por la mañana?¿y
tu estado de ánimo?
Es
interesante experimentar de este modo, asumir el rol de científico “lúdico”.
Lo valioso, es ir observándonos en el proceso; cómo van cambiando nuestros hábitos
pensantes, nuestras actitudes, como se va expandiendo el cambio a otros, casi
sin hablarlo.
Todo
tiene que ver con todo
Sabemos
que somos parte de un universo mayor en el cual, todo lo que altera a una parte
de él afecta también a la totalidad. Tengo la certeza interna que esto es así;
que “no puedo cortar una flor sin que se
entere una estrella”; que todo lo que hacemos incide en nuestro entorno así
como él incide en nosotros y en nuestras vidas.
Somos
parte de una inmensa red en la cual cada hebra es importante para la totalidad y
la tensión de cada una de ellas incide en la tensión de toda la trama.
Nuestras respuestas generan conductas, actitudes, en nosotros y en los
demás Por eso es importante ser muy cuidadosos con nuestras sentencias, con lo
que decimos, con lo que afirmamos acerca la vida, del planeta, de lo que vendrá.
Es importante aceptar con humildad los límites de nuestro conocimiento y hacer
silencio cuando sea necesario.
La
historia que conté es una historia reciente; tiene apenas unos cuantos días,
durante los cuales parecía que el universo cercano seguiría sumergido en una
gran nube, en la bruma de las playas, en la niebla de las ciudades; el sol casi
no se asomó por más de 12 días, llovía y se sucedían tan vertiginosamente
situaciones climáticas inéditas, que se tornaban desconcertantes todos los
cambios que ocurrían en apenas una hora. Algunas situaciones eran violentas y
alarmantes, sumergiendo bajo el agua y a veces, bajo el lodo, pedazos de
ciudades, caminos y viviendas. De pronto era difícil comprender lo que estaba
pasando y aceptar tanto gris, tan poco sol y
el juego indeciso del frío-calor.
Seguramente
encontrarás historias similares, incluso tu propia historia. Todas ellas,
posiblemente, nos impulsarán a preguntarnos, a reflexionar, a “sumergirnos”
en busca de conocimientos que
agreguen sabiduría a nuestras visiones para poder aplicarla a nuestra evolución
personal y de toda la humanidad.
Más
preguntas:
¿Qué
estamos haciendo como seres humanos, planetarios y cósmicos con nuestra Madre
Tierra? ¿En qué medida hemos desarrollado en nosotros y en el grupo esta
conciencia de triple identidad?
¿Qué
incidencia real tienen nuestras acciones con lo que está sucediendo?
¿Estos
acontecimientos son parte de las consecuencias del calentamiento global?
¿Cuáles
serán los cambios apropiados que hemos de llevar a cabo acompañando estos
procesos, para evitar la destrucción del planeta que nos da hospedaje?
¿Somos
realmente únicos responsables? ¿O esto también es parte de procesos cósmicos
propios de la evolución universal?
Algo
más para aportar a estas pesquisas
La teoría
de los 5 elementos considera que los agentes externos (el
viento, el frío, el calor, la humedad, la sequedad) influyen en nuestra vida,
en la salud de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, y siendo así,
cualquier modificación que se produzca afuera provocará una modificación
adentro; ¿y viceversa?
En
la edición anterior, figuran algunas informaciones acerca de esta teoría y sus
relaciones de totalidad entre el cuerpo físico, las emociones, las energías,
las estaciones del año. Hablamos también de los procesos constructivos y
destructivos para comprender cómo todo tiene que ver con todo.
Podemos
continuar poniendo un poco de luz en nuestra búsqueda de respuestas agregando
algunos datos más.
La
humedad, por ejemplo, afecta al
Bazo-páncreas /estómago; estos a su vez se relacionan con los pensamientos
reiterados, las preocupaciones, “los rollos internos”; también, con
pensamientos obsesivos; por lo tanto la humedad en exceso influirá en estos
estados internos de la mente y en las emociones.
El
frío afecta los riñones y la vejiga
que se relacionan con los miedos. Si observamos nuestro cuerpo cuando tenemos
miedo comprobaremos que se contrae, los músculos se tensan, de modo similar a
cuando sentimos fríos, se incrementan nuestras micciones, entre otras
consecuencias.
El
viento afecta al hígado y la vesícula,
que se vinculan con la ira y el enojo; cuando el viento es continuo y no para,
nos volvemos más irascibles, perdemos la paciencia más fácilmente, se altera
nuestro sueño y el descanso corporal.
Ahora,
dejo espacio para tu reflexión y pesquisa personales y compartidas con amigos,
colegas y vecinos. Toma esta información y aplicala a la historia que leíste,
o a alguna otra situación que haya ocurrido en tu vida cotidiana y que se
vincule a las relaciones sostenidas con el medio ambiente en el cual vivís. Tomá
nota de tus observaciones y compartilas con otros, a quienes hayas sugerido
acompañarte en estas pesquisas.
En
nuestro laboratorio ambulante, las respuestas son halladas con el corazón y él
se convierte en el inspirador de nuestra mente pensante, que nos liberará de
extremismos u obsesiones de cualquier orden, para poner luz a lo aparentemente
inexplicable.
Alguien
dijo una vez: “DIOS, dame Serenidad
para aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor
para cambiar aquellas que sí puedo y Sabiduría
para conocer la diferencia”.