Mandala “Burbujas de Luz” (E. Mónica Shocron B.)

La alegría de vivir livianos de equipaje”

Frase inspiradora

"Quanto mais reduzidas são as nossas necessidades, mais parecidos ficamos com os deuses." (Sócrates)

 

¿Qué es lo que realmente precisamos para vivir?

Seguramente, muchas veces nos hemos hecho esta pregunta y quizás, se ha repetido a lo largo de nuestras vidas cada vez que nos encontramos rodeados de objetos que dificultaban nuestros movimientos, o de pensamientos recurrentes que ocupaban nuestra mente...

Aprender a liberar espacio es talvez, un desafío muy común y casi cotidiano.

Pero… nos damos el tiempo para sentir y reflexionar sobre esto?

 

Imaginemos que estamos a punto demudarnos a otro lugar…

Tendremos que comenzar por ordenar todo aquello que llevaremos a nuestro nuevo destino; seleccionar cuidadosamente lo que viene con nosotros y lo que se queda afuera.

Entonces, comienza un ejercicio que pone a prueba nuestra capacidad de análisis, nuestra habilidad para hacer una selección consciente  y saludable y también, para tomar decisiones. Nuestra sensibilidad está a flor de piel y aparecen emociones, recuerdos, impulsos de guardar, dudas; nos sumergimos en un caos de ideas y sentimientos, surgen espacios en blanco en nuestra mente… hasta se produce algún apagón de nuestra inspiración.

Pero, cuando hacemos una pausa y nos quedamos en silencio, recuperamos la calma y se produce el milagro que nos lleva a realizar la mejor selección que se adapte a nuestrasauténticas necesidades. Es en ese preciso instante, en el quese produce la magia del  orden y todo empieza a fluir.

 

Existen algunas claves para darnos cuenta de aquello que se vuelve obsoleto para nuestra vida

Cuando comenzamos a percibir que algunas cosas nos incomodan, o perdieron ese toque mágico que nos fascinaba en otros tiempos, o que nuestra energía se desinfla y damos muchas vueltas para ordenar espacio o ideas… tal vez, eso está expresando que llegó el momento de observar, de hacer una pausa para sentir, para darnos cuenta que hay algo que nos reclama reorganización. Nos está diciendo quees tiempo de hacer un paseo consciente por los rincones de la casa y de nuestro interior, para descubrir aquello que ya perdió sentido de permanenciaennuestravida.Esto de desprendernos de aquello que se volvió obsoleto, incluyetambién las cosas intangibles que formanparte de nuestro cotidiano.

 

Sólo tiene sentido conservar aquello que despierta alegría en el alma, que hace brillar nuestra mirada y enciende la melodía de nuestra voz; eso que realmente amamos y cuya presencia en nuestra vida, hace la diferencia… Porque sólo necesitamos aquello que le habla al corazón.

 

Siempre hay algo más que podemos “dejar ir”...

A lo largo de la vida, almacenamosmuchas cosas para usar alguna vez… Nos aferramos a ellas, quizás, por temor al futuro o por apego al pasado, y esto incluye también, lo que forma parte de nuestra vida afectiva: las relaciones.

Peropodemos decidir hacer orden, desprendernos de todo lo innecesario y experimentar la liviandad que produce liberar espacio, la alegría de vivir que despierta estar rodeados de aquellas cosas que encienden nuestra mirada y acaricianel alma.

Esta práctica de “dejar ir” involucra a cuerpo, mente y corazón.

 

Cómo elegir lo que se queda y lo que se va?

Se va lo que nos quita la alegría, lo que pierde utilidad, lo que se rompió  y no se puede reparar; lo que ya no usamos, lo que perdió vigencia para nuestro propósito en la vida; lo que altera nuestra salud.Se van aquellos objetos que nos anclan a una visión de la vida diferente a la que tenemos en el presente (esto excluye aquellos que nos hacen vibrar amorosamente al verlos, como una carta, alguna foto, o CD o video…)

 

Se quedaaquello que toca nuestro corazón y nos hace felices, lo que nos arranca espontáneamente una sonrisa, lo que nos da energía e ilumina nuestra mirada.Se queda lo que nos abre puertas para transformarnos y crecer, lo que nos inspira en nuestro camino cotidiano, lo que nutre nuestra visión de la vida, lo que nos trae claridad, lo que vuelve más fluido nuestro recorrido, lo que afianza nuestra vitalidad.

 

Nuestra cabeza también puede convertirse en un almacenamiento de elementos obsoletos

Nuestramenteva acumulando datos de los que podemos prescindir, información queva saturando su capacidad interna hasta que aparece el aviso de “memoria llena” y su“velocidad operativa”se vuelve lenta, dificultándole el encuentro de la información necesaria para realizar sus procesos habituales.

A veces, nuestra mente se aferra a viejos rencores, a pensamientos recurrentes, a autocríticas infundadas, temores, insatisfacciones; se ancla a viejas historias y patrones de pensamientos que obstaculizan nuestro movimiento vital.

El apego al pasado y los miedos al futuro gobiernan el modo en que seleccionamos las cosas que poseemos y representan también, el criterio que usamos para tomar nuestras decisiones en cualquier área de la vida.Tanto el apego al pasado como el miedo al futuro frenan el fluir de la vida; por esorecordemos siempre, que la vida sólo florece donde la dejamos ser.

 

Por qué  guardamos más de lo que necesitamos?

*Miedos… Al cambio, a lo desconocido, a lo que vendrá, a perder lo que nos gusta o da placer

*Rigidez… La rigidez nos hace creer que tenemos todo bajo control, que tenemos el poder y por esa razón dejamos de fluir con los cambios

 

Al aferrarnos nos estancamos, detenemos el movimiento y podemos –incluso- experimentar sufrimiento. Al aprender a soltar, todos los sucesos y las personas se mueven a su propio ritmo, permaneciendo con nosotros sólo hasta que sea necesario; al soltar, cada parte sigue su ritmo y queda en libertad, al igual que nosotros.

 

Aprender a despejar el camino

Para comenzar, activemos el ojo de la “conciencia testigo”.

Pero… a qué llamamos la conciencia testigo”?

La conciencia testigo es nuestro observador interno,que se convierte en merotestigo de los hechos y observa en modo neutral nuestra propia vida. La conciencia testigo es la que “ve” nuestros pensamientos, emociones, sensaciones, actitudes, patrones de conductas que fluyen en nosotros durante la meditación y también, en la vida de todos los días.

 

El silencio nos ayuda a darnos cuenta

El silencio ayuda a despejar la mente, a distinguir lo necesario, importante e imprescindible para nuestra vida de aquello que no lo es. El silencio nos conecta con el ojo de nuestra sabiduría interior. Es ese espacio de pausa en el que nuestra mente y nuestras emociones se aquietan para hacer lugar a la percepción, a las respuestas sabias, a las ideas claras.

 

Las preguntas guían la observación

Preguntarnos, es un ejercicio que nos abre puertas para traer claridad  a nuestra mente, para movilizar nuestras búsquedas, para descubrir, para poder transformar, para aprender a observar y empezar a despejar el camino de cualquier acumulación innecesaria y dejar entrar la luz que aclare nuestra visión.Preguntarnos, pone en acción a nuestra conciencia testigo”y nos prepara para observarnos más minuciosamente.

 

Nuestro cuerpo ayuda al diagnóstico

Recordemos que el cuerpo siente y la mente interpreta.

Nuestro cuerpo también es protagonista. Existen ciertas analogías entre nuestras actitudes y pensamientos  y las conductas y estados corporales.

Cuando nos aferramos a lo que no necesitamos más, el cuerpo nos avisa con sus propios códigos… hasta puede aumentar su volumen!!!

El desorden y el caos externos afectan al cuerpo porque alcanzan su fisiología,ya que el espacio que habitamos,también nos influye corporalmente.

Algunas analogías

Cuando acumulamos cosas materiales lo hacemos para satisfacer nuestros antojos, como haría el cuerpo al comer; cuandocompramos compulsivamente, o bebemos y comemos en exceso, intentamos aliviar nuestro estrés; cuando reducimos lo que poseemos y «desintoxicamos» nuestra casa, se produce un efecto desintoxicante también en nuestro cuerpo. Yseguramente, podrás hallar más analogías que vayan aclarando el panorama para hacer el autodiagnóstico.

 

Ser honestos al observarnos

Ser honestos con nosotros mismos es activar el ojo de la conciencia testigo; de la mirada de nuestro observador neutral y crítico.

Dar lugar a este observador interno implica preguntarnos y respondernos con absoluta honestidad ydejar que la claridad nos guíe, antes de comenzar a desechar cosas paraliberar espacio y alivianar la carga.

 

Comenzar aorganizar

Antes de organizar necesitamos la claridad  de nuestra visión. Organizar es un diálogo activo con uno mismo; antes de empezar a ordenar, necesitamos observarnos conscientemente, preguntarnos, sentir, percibir las respuestas. Antes de dar el primer paso con el orden,necesitamos tener bien clara nuestra visión dela vida; saber cómo  queremos vivirlapara logrardisfrutar de cada tramo del camino. Recordemos que el sentido profundo de conservar o desechar cosas –materiales o inmateriales- es en definitiva, ser felices, saludables, y plenos y que cuando comenzamos a despejar camino es nuestro ser consciente el que nos guiará en el orden y la reorganización.

 

Nuestra actitud es importante

Cuando tomamos la decisión de deshacernos de objetos es importante la actitud que asumimos al hacerlo.

Cada cosa que tocó nuestra vida en algún tramo de nuestro recorrido, ha tenido su sentido, su razón de existencia. Manifestarle a cada una nuestra gratitud es la forma más saludable para despedirnos de ella y desapegarnos de tiempos pasados.

Más allá de desechar automáticamente, lo importante es sentir, vincularnos de alguna manera con “el alma de las cosas”, porque cada objeto que tocó nuestra vida, al que le dimos un lugar en ella, dejó en nosotros su huella.

 

Es la calidad y no la cantidad lo que cuenta

Cuando comenzamos a desprendernos de las cosas, no es la cantidad la que marcará la diferencia e indicará lo correcto, sino el sentimiento claro que nos diga “basta”! , esa voz  interna que nos dirá “alto!”. Es casi un acto intuitivo el que determinará el momento de detenernos en el despeje.

 

Gratitud, despedir, despejar, renovar…

Hacer orden con gratitud y claridad produce cambios maravillosos en el cuerpo y en el alma. Despedirnos amorosa y conscientemente de lo que ya cumplió su propósito en la vida, se transforma en vitalidad,alegría de vivir, renovación de nuestra visióny renacimiento.

Podemos elegir fluir con los cambios o quedarnos atrapados entre todo lo que ha perdido su sentido para nuestra vida.

Todo  tiene un final, pero ese final es también el principio de algo nuevo. La clave es confiar y permitir que sólo quede en el corazón lo que es auténtico.

Nuestro desafío ahora, es viajar por la vida livianos de equipaje, conscientes que la alegría de vivir no depende de la cantidad de posesiones sino de su calidad y de nuestra capacidad para darnos cuenta de ello.

Esther Mónica Shocron Benmuyal

Embajadora de Paz

Distinción otorgada por Mil Milenios de Paz y Fundación Paz, Ecología y Arte

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