Semillas
para la Vida
Educación
desde la Esencia
“
Experimentar el aliento de vida “
Cerremos los ojos un instante;
respiremos muy lentamente, profundamente. Entremos en un
espacio de silencio para peregrinar por nuestro interior.
Se expanden nuestros sentidos,
trascienden nuestro horizonte cercano y
allá vamos con ellos, hacia donde nos
lleven,
a descubrir rincones ocultos de
nuestro cotidiano.
Somos más allá de la piel; los
sonidos ondulan por nuestras células;
los aromas nos acarician el alma y
nuestro cuerpo siente la presencia de los otros seres.
Todos los colores del Universo colman
nuestros espacios invisibles
y nos llenan de luz.
Nuestra alma crece libre, sin
fronteras; nuestra conciencia se extiende más y más,
hasta experimentar el holograma del
Universo y el gran misterio de la Vida.
Desde
el origen de la humanidad el aire ha formado parte de mitos, arquetipos y
leyendas que la memoria colectiva ha ido guardando a lo largo de los tiempos.
Desde el Principio tuvo un carácter sutil y espiritual.
Para
la cultura occidental, el aire es uno de los cuatro elementos de la vida; es
parte de un mundo mágico e intangible, al igual que el mundo de la mente y del
inconsciente colectivo por el que circulan las creencias de generación en
generación. Está presente cuando respiramos, jadeamos, tosemos, soplamos. Es
eterno e inagotable.
Comunica
la tierra con el cielo; puede ser
la brisa que nos acaricia o la fuerza enloquecida que destruye lo que encuentra
a su paso. Es móvil, es cambiante, es moldeable.
Es
el soplo divino de Jehovah; el prana divino de Brahma; el alimento intangible
que nutre. Impregna el espíritu de todas las cosas y los seres que habitan esta
Tierra.
Desde
el Principio, ha sido vehículo de todas las esencias y los aromas; de las
palabras, los sonidos y las melodías del alma; de las semillas, del polen y las
bacterias que generan más vida a su alrededor.
Nuestra
más fina sensibilidad es capaz de captar la presencia de otro ser porque el
aire a nuestro alrededor se transforma, se desplaza, se calienta.
Cuando
respiramos, sentimos cosquillas húmedas y frescas en la nariz; la energía se
renueva; los pensamientos y emociones se aquietan; hasta alcanzamos estados de
contemplación que nos conectan de un modo diferente con el Universo.
El
aire que nos transita por dentro nos hace sensibles a su naturaleza originaria y
a sus bendiciones y cuando se intoxica, también nos perturba.
La
respiración es una experiencia única e infinita.
Es ritmo, vida y comunión.
Dar
y recibir marca el compás; damos al exhalar; recibimos al inhalar. Los ciclos
son continuos e inagotables; es un diálogo con el Universo y con los demás;
cuando los ritmos se sincronizan nos reconocemos en la UNIDAD.
Respirar
es un juego rítmico y pendular entre el vacío y la plenitud; a veces llega al
exceso y otras, hasta el defecto. Hagamos algunas reflexiones y analogías sobre
el vacío y la plenitud; el exceso y la deficiencia:
*Tenemos en nuestras manos un vaso; lo
llenamos con agua hasta el límite. Agregamos
un poco más de agua, otro poco, otro poco más …
*Regamos la tierra en la que está
creciendo una nueva planta. El agua comienza a flotar en la superficie;
continuamos regando en el mismo lugar …
*Comenzamos a correr a toda velocidad;
sostenemos el ritmo más allá del límite de nuestras fuerzas…
*Pedimos que nos den, y pedimos más y
más, no dejamos de pedir pero no damos …
*La tierra donde crece una nueva
planta está bastante húmeda; los días pasan pero no regamos; la tierra va
perdiendo su humedad; siguen pasando los días
y no echamos ni una gota de agua: la tierra se quiebra de tanta
sequedad…
*Hemos recibido una gran cantidad de
dinero; comenzamos a gastarlo en pequeñas cosas necesarias para todos los días;
seguimos por cosas más allá de nuestras necesidades… hasta que nuestras
manos están vacías…
Entre
la plenitud y el exceso el límite es apenas un punto diminuto;
traspasarlo
puede llegar a ser una catástrofe.
Lo
mismo ocurre entre el vacío y la deficiencia.
Sólo
con una conciencia despierta es posible el balance armonioso.
El
vaivén entre el vacío y la plenitud marca el ritmo de la vida. El perfecto
equilibrio no es la quietud absoluta sino el movimiento continuo entre los
extremos y la búsqueda constante del centro. Respiración y Universo pulsan
analógicamente.
La
respiración tiene el sentido de lo simple y de lo trascendente.
La
experiencia de respirar conscientemente
La respiración
consciente es una experiencia física, mental y espiritual.
Es física porque
conecta exhalación e inhalación, con un ritmo relajado y ciclos de respiración
plena, fluida y sin esfuerzo.
Postura: Sentados en una silla con el cuerpo
relajado, columna vertebral alineada, teniendo como apoyo los isquiones
(podemos percibirlos en la parte inferior de los glúteos)
Observación inicial: demos una mirada atenta a
nuestro estado general,
las tensiones, pensamientos, emociones.
Respiración: Respiremos contando los tiempos
mentalmente, por ejemplo, hasta 6 al inhalar, y 6, al exhalar. Sostengamos
este ritmo por lo menos quince minutos, respiremos por la nariz. Transitemos
la experiencia atentamente, con toda la conciencia puesta en ella.
Observación final: al terminar, escaneamos nuestro cuerpo,
observemos minuciosamente músculos, apoyos, posturas, emociones, sensaciones,
pensamientos, el estado general.
Los ciclos circulares de respiración movilizan
energía a través de todo el cuerpo, liberan bloqueos; si es profunda, pausada
y completa facilita la conexión entre la materia (el cuerpo) y el espíritu
(nuestra Esencia).
Es espiritual porque
la respiración consciente lleva a la fusión entre materia y espíritu, a través
de una corriente dinámica de energía que es generada durante la práctica; de
este modo experimentamos el sentido de la UNIDAD.
Es mental
porque la respiración se vincula con el sistema de creencias o
estructuras de pensamientos, al permitirnos desbloquear la interrupción de
energía producida por la represión que hace nuestra mente de las experiencias
traumáticas.
Toda
situación no aceptada plenamente produce dolor; la mente lo bloquea
desactivando la comunicación con el cuerpo. Para esto, limita la circulación
de energía generando “corazas”, restringiendo el aporte de aire inspirado e
inhibiendo la respiración.
Cada vez que la mente
margina o desprecia una vivencia, el sistema respiratorio se inhibe (constricción
de la laringe, inflamación de bronquios, tensiones musculares en pecho y
espalda, contracturas en el torso que dificultan la expansión de la caja torácica).
El rechazo y la no-aceptación producen tensiones musculares que bloquean el
flujo de la energía.
Hacer
para comprender
Relajemos el cuerpo y permanezcamos en quietud
durante un tiempo prolongado, observándonos conscientemente.
Pasados unos minutos detectaremos fácilmente
tensiones o bloqueos.
Iniciamos luego la práctica de respiración
consciente.
A
medida que nuestra atención sostenida y serena se ocupe de las sensaciones físicas
los rechazos que habían generado tensiones y bloqueos comenzarán a ceder
y
las emociones que estaban inhibidas “saldrán a la luz”.
Al mantener el estado de calma profunda ante
cualquier tipo de enfrentamiento mental y fisiológico contra las emociones
reprimidas, éstas irán desapareciendo poco a poco.
En el proceso de integración, es necesario mantener
en todo momento, una relajación profunda y plena conciencia en la respiración
para que la energía bloqueada se libere y comience a circular nuevamente. A
través de la conciencia espiritual podremos observar conscientemente todo lo
que siente nuestro cuerpo, las imágenes y pensamientos que aparecen en nuestra
mente y las emociones acompañan nuestra práctica.
Una respiración rápida
y corta sólo permite percepciones ligeras y superficiales. Una respiración
profunda, silenciosa, continua y libre facilita la percepción de sensaciones
corporales, emociones, pensamientos e imágenes mentales creadas o recordadas, sólo
observando sin juzgar, sin analizar ni evaluar.
*La
respiración consciente amplía, depura y afina nuestros niveles de percepción;
nos sintoniza con nuestro entorno; nos mantiene en armonía;
es
un camino hacia la meditación y la expansión de la conciencia.
*Con
la respiración consciente superamos las limitaciones de nuestra
intelectualidad y tenemos fácil acceso al sistema de creencias
que
sostiene nuestras actitudes frente a la vida.
*La
respiración consciente es un puente entre lo tangible y lo intangible;
entre
el cuerpo y el espíritu.
*La
respiración consciente facilita los procesos de transformación profunda
porque entramos en comunión con todo el Universo, con todas las
manifestaciones de vida,
las
visibles y las no-visibles;
las
del mundo material y las de los mundos sutiles.
*En
comunión comprendemos desde la esencia.
En
comunión experimentamos lo Infinito y lo Eterno.
En
comunión percibimos el sentido Trascendente de la Totalidad.