Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
14/12/2010 (Nº 34) A la Luz de la Vida
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34ª Edição - Dezembro/2010- Fevereiro/ 2011

“A la Luz de la Vida”

“Desde el Origen…”

¿Es posible reproducir simbólicamente

la vivencia del proceso creativo?

 

La respiración, el silencio, la meditación, el movimiento y la danza, el sonido, la expresión plástica, los colores y las formas, las palabras… son estímulos que despiertan nuestra memoria celular, vinculándonos con los orígenes de la vida, su significado profundo y con el proceso creativo.

 

En el Universo y en el interior de cada ser hay una vibración esencial que se manifiesta bajo diferentes modalidades de la energía: luz, forma, sonido.

 

Cuando respiramos rítmicamente conectamos vibraciones sonoras que afectan nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones, nuestro espíritu. Nuestra sensibilidad y campo perceptual se amplían, facilitando el acceso a niveles de conciencia más sutiles y elevados, que son la puerta de entrada hacia la experiencia de lo Infinito, de lo que en esencia somos.

 

La respiración también es movimiento, ritmo y vitalidad. Inhalar y exhalar es danzar con el cosmos, es conectarse con el aliento vital y traspasar las fronteras finitas de la mente para encontrar la Unidad.

 

Al respirar rítmica y profundamente, nos vinculamos con el mundo simbólico de nuestra memoria celular, reconociéndonos en un todo mayor que nos trasciende y siendo la vida misma en su profunda simplicidad.

 

La Palabra evoca el origen. Las palabras también tienen vibración sonora que resuena internamente y nos afecta, nos influye, nos transforma. Están enraizadas en el mundo simbólico y al pensarlas o pronunciarlas nos conectan con él, tejiendo una red de energía que interactúa profundamente con nuestro ser. La Palabra tiene poder creador.

 

Si damos un paseo por la memoria del proceso creativo, iremos de los símbolos a la realidad concreta; de los reflejos a la visión clara y directa; de la penumbra hacia la luz; del silencio al sonido y los armónicos; de la contracción a la expansión; de lo informe a los colores y las formas y de la quietud al movimiento vital, para regresar –luego- al Principio.

 

 

Breve descripción de una experiencia guiada para vivenciar el proceso creativo:
Para tener en cuenta:
un ambiente agradable, luminoso, aireado, amplio que permita el desplazamiento cómodo por el espacio. Una serie de cuencos de cuarzo, cuencos tibetanos de diferentes tamaños, un Gong, entre otros. Algunos temas musicales inspiradores para inducir a la experiencia. (Incentivemos la creatividad personal al momento de ser guías de esta experiencia).

 

 

 

 

Por unos instantes, dejémonos fluir para poder percibir el proceso creativo, desde la emanación del sonido hasta la manifestación de las formas.

 

Desde la quietud silenciosa del no-espacio, no-tiempo, el sonido (de los cuencos) nace, crece, se expande, vibra y nos abraza en cuerpo y en alma. Quedamos justo en el centro mismo del movimiento sonoro, envolvente e infinito. Todo nuestro cuerpo pulsa, respira, es contracción y expansión; es ritmo, es vida. Sólo existe unidad. Somos Conciencia, luz, sonido. Nuestra respiración es profunda, circular, simple y acompasa cada latido del corazón. Nuestro corazón es el corazón del Universo, pulsando vida en expansión. Somos círculos dentro de un gran círculo, que se enlazan unos con otros, girando por el espacio y en su propio eje. Somos espirales que se convierten en líneas generando matrices… triángulos, cuadrados, pentágonos, hexágonos… y se multiplican infinitamente. El movimiento es continuo; los nacimientos son múltiples: formas y colores se abren a una nueva dimensión. Suena el GONG, poderoso, omnipresente y conmovedor. Su voz es profunda y trascendente; infinita y misteriosa. Es el llamado al despertar. De lo sutil a la corporalidad, todo está en proceso de transformación; de la esfera a los 5 sólidos de la geometría sagrada… tetraedros, cubos, octaedros, dodecaedros, icosaedros. Danzan los 4 elementos: fuego, agua, aire, tierra; es la danza del espíritu y la Conciencia haciendo puente entre los mundos.

El movimiento sigue; nos desplegamos por el espacio enraizando nuestras formas. Somos la presencia activa de los 5 sólidos, de los 4 elementos; somos cuerpo, mente y energía encarnando las formas planetarias… Somos mandalas humanos alrededor del planeta, yendo al encuentro del orden, de la armonía… la Unidad y la Síntesis.  

 

 

 

 

Desde los orígenes, el ser humano ha proyectado los patrones inteligentes del universo hallados en la naturaleza, en el diseño de su microcosmos. Estos patrones son formas que describe la “Geometría Sagrada” (ver archivo septiembre 2008)  y se vinculan con las primeras formas manifiestas del proceso creativo de la vida. Ellas aparecen en el arte, la arquitectura, la música…los objetos culturales.

 

El contacto con su simbología a través de nuestro medio ambiente físico, social y cultural, nos conecta con estados elevados del espíritu  que nos permiten encontrar el profundo sentido de la vida y recuperar la conciencia de Unidad que trasciende nuestra individualidad.

 

Recordemos que somos seres humanos, planetarios y cósmicos y que nuestra identidad se integra a sí misma en esta triada. Por esto decimos… Somos la Luz que emana del Principio, somos el sonido y la Palabra; somos formas, colores, vibración. Somos movimiento, quietud y todos los ritmos del Universo. Somos los 4 elementos que conforman nuestro planeta y nuestro cuerpo físico: fuego, aire, agua y tierra y somos también, el Espíritu que nos hermana cósmicamente en la Totalidad.

 

Si hacemos un paseo por la memoria almacenada en algún rincón de nuestro ser, podremos re-cordar… es decir, volver a pasar por el corazón, aquello que nuestra conciencia ya sabe y que ha guardado en sus archivos desde tiempos lejanos,  como herencia universal.

 

En la vida los ciclos se suceden constantemente. En la naturaleza, el pulsar de los ciclos no se detiene, uno se cierra, otro se abre; se expanden, se multiplican y cada nuevo ciclo se nutre del anterior. Así se va tejiendo la trama sinfín de la vida, donde nacimiento, muerte y renacimiento son su eterno movimiento, su pulso infinito, omnipresente en toda la Creación.

 

 

 

Lic. Esther Mónica Shocron

http://alaluzdelavida.blogspot.com

http://semillasluzparalavida.blogspot.com

alaluzdelavida@gmail.com

 

 

Ilustrações: Silvana Santos