Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
14/12/2006 (Nº 19) Nuestra Madre Tierra y nuestra identidad planetaria
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Semillas para la Vida

Una propuesta educativa, una elección de vida

Educar desde la Esencia

 

Nuestra Madre Tierra y nuestra identidad planetaria

 

 

 

“La Tierra es una totalidad compleja física/biológica/antropológica donde la vida es una emergencia de la historia de la misma Tierra y el hombre una emergencia de la historia de la vida terrestre” (Edgard Morin-“Tierra Patria”)

 

 

¿Por que la llamamos “Madre Tierra”?

 

 

Libre me lleva el alma hasta el corazón de la Madre Tierra. Descubro que me reflejo en ella, que nos parecemos en la intimidad. Comprendo que llevo en mi cuerpo y en mi sangre parte de su esencia, su energía y de su aliento. La amo desde las profundidades de mi Eternidad! Y es inevitable, ineludible que cuide amorosamente nuestra mutua sintonía y recupere la conciencia de mi identidad planetaria.

 

 

¿Fuente de vida? ¿De nuestra vida?

 

 

 

Sus formas misteriosas van describiendo su historia, nuestra historia. Nos reflejamos en su carácter, sus suspiros, sus  gemidos; sus enojos y también, en sus momentos de paz y serenidad.

 

Nuestras relaciones son de ida y vuelta; le damos, ella nos da; la cuidamos y ella nos regala un abrazo amplio y generoso, tan grande como para sentirnos abrigados por su inmensidad.

 

Tiene alma y tiene vida y un corazón de madre ígneo y pulsante.  Su voz canta muchas melodías y cuando se enoja, tiembla, retumba y se vuelve tempestad.

 

Es fácil comunicarnos con ella; sólo precisamos aprender a observar, a escuchar, a liberar nuestra mente y alcanzar una conciencia sin límites, para sentir y percibir más allá de las fronteras de nuestra intelectualidad, hasta reconocer y comprender nuestra identidad planetaria a través de su propia identidad.

 

 

 

Alguna vez fuimos un diminuto microorganismo pulsando en un rincón de esta galaxia… hace miles de millones de años, cuando aparecieron los primeros vestigios de vida en este Planeta.

    

 

¿Qué fuimos primero?

¿Fuimos sonido, luz, partículas atómicas del big bang?

¿O fuimos Conciencia?

 

 

Apenas conocemos una mínima parte de nuestro origen como seres humanos; como especie terrestre,  humana y cósmica.

 

Nuestra memoria celular guarda los registros de un conocimiento pre-existente como archivo custodiado celosamente en nuestra conciencia profunda.

 

Esta Tierra es nuestra Madre planetaria. Somos seres planetarios con una identidad compartida con ella como seres bio-físicos. Somos herederos directos de su historia genética y parte viviente de la historia de la evolución del Planeta.

 

La Tierra es el lugar destinado a las experiencias de nuestros  sentidos y nuestras emociones. Es el espacio perfecto para nuestro aprendizaje, para que nuestra alma evolucione antes de volver de regreso “a casa”, fusionándose nuevamente con la fuente suprema de energía.

 

 

Preparémonos para nuestro camino hacia la comprensión de nuestra identidad planetaria. Será un viaje por la historia de la Tierra, la historia de la vida; será un viaje hacia el interior de nuestra Conciencia.

 

Preparemos entonces, nuestra mente para extender sus fronteras y recibir ese conocimiento que el Universo tiene disponible y a nuestro alcance.

 

Abramos las puertas del corazón para facilitar el acceso de esa información para que llegue a nuestra mente trascendida, a nuestra Conciencia.

 

 

“En el Principio D”os creó los cielos y la tierra, y la tierra estaba desordenada y vacía…” (Genésis)

 

 

“Probablemente todos los seres orgánicos que hayan vivido nunca sobre esta Tierra han descendido de una única forma primordial, a la que se infundió vida por primera vez…” (Darwin, El Origen de las Especies)

 

 

Los seres humanos estamos adaptados al medio ambiente de la Tierra porque crecimos y evolucionamos como especie en este planeta.

 

Toda la vida en la Tierra está interrelacionada; tenemos una química orgánica y una herencia evolutiva comunes.

 

Cada planta, cada organismo viviente tienen un diseño minucioso, perfecto y organizado, con una identidad propia y otra compartida.

 

 

¿De dónde viene la Tierra?

 

Posiblemente, se haya formado por la reunión y aglomeración de de polvos cósmicos; condensándose a partir de gas y polvo interestelares, hace 4600 millones de años.

 

Nuestra Madre Tierra, proviene de un Universo cuya expansión dispersiva podría haber sido el fruto de una catástrofe primordial que generó una radiación, en un primer millonésimo de segundo, creando los fotones (quarks, electrones, neutrinos).

 

En esa agitación térmica comenzó a producirse progresivamente un enfriamiento y el choque de partículas originó protones y átomos de hidrógeno.

 

La Tierra es un ser caótico, que se auto-organiza con el enfrentamiento y la colaboración del caos y cosmos,  desorden y orden. Desde su nacimiento ha sido geológicamente muy activa; se han sucedido plegamientos, sedimentaciones, desplazamientos, hundimientos y emergencias.

 

Es dependiente del Sol, pero a la vez es finita, aislada con una  autonomía que surge de su propia dependencia.

 

¿Y nosotros?

 

Somos los hijos, el emergente de este Universo que se auto-creó, auto-produjo y auto-organizó. Como humanidad estamos dentro del cosmos que nos rodea y de la materia física de la que estamos constituidos. Todas nuestras partículas son tan antiguas como nuestro planeta.

 

 

 

Pero aún, nos resulta difícil situarnos dentro de él y apenas nos quedamos en su periferia, observándolo como si estuviéramos separados de él.

 

¿Cómo comienza la vida?

 

 

 

El origen de la vida fue casi inmediato al origen de la Tierra -así lo muestran los “archivos fósiles”- y surgió en lagunas y océanos de nuestro Planeta primitivo.

 

 

El nacimiento de la vida en el mundo físico podría haber resultado incomprensible cuando aún se creía que la materia viviente tenía una naturaleza y comportamiento diferentes a la materia físico-química.

 

Pero después del descubrimiento del código genético inscripto en el ADN de las células vivas se puede concluir que la vida está constituida por los mismos componente físico-químicos que el resto de la materia terrestre, con diferentes grados de complejidad.

 

Los primeros organismos fueron muy simples; los relámpagos y la luz ultravioleta del Sol descomponían las moléculas simples, ricas en hidrógeno, provenientes de la atmósfera nueva. Esos fragmentos se recombinaban espontáneamente volviéndose más complejos, generando una sopa orgánica en los océanos. Era el comienzo de la evolución; el comienzo de la vida, mezcla de azar y de necesidad.

 

 

Esta complejidad creció generando células capaces de copiarse a sí mismas evolucionando en la molécula que dio identidad a la Tierra: la del ADN, cuya apariencia es una hélice con cuatro partes moleculares diferentes que constituyen el código genético inicial con capacidad de dar instrucciones para generar nuevas células.

 

¿Y cómo sigue la historia?

 

Luego, a través de las mutaciones, la reproducción y la eliminación de variedades menos eficientes, comenzaron a agruparse de modos diversos, dentro de un orden sistematizado, generando organismos cada vez más complejos y diferenciados.

 

Las primeras formas vivientes multicelulares formaron verdaderas comunas de células que en un primer momento, vivían libres y luego se asociaron orientándose hacia el bien común.

 

Hace mil millones de años, las plantas iniciaron una tarea cooperativa y ayudaron a transformar el medio ambiente de la Tierra.

 

Las plantas verdes comenzaron a generar oxígeno convirtiéndolo en un componente primordial de la atmósfera terrestre y alterando irreversiblemente su aspecto original, en el que prevalecía el hidrógeno.

 

Muchos organismos no lograron adaptarse al oxígeno y desaparecieron dejando lugar a otros que se fortalecieron y evolucionaron.

 

 

El oxígeno provoca la descomposición de las moléculas orgánicas; en cambio, el nitrógeno -contenido también en nuestra atmósfera- es más inerte y benigno desde el punto de  vista químico. Ambos están sostenidos biológicamente. Por lo tanto, la atmósfera de la Tierra es de origen biológico.

 

¿Qué hay de nosotros, los  seres humanos?

 

Hace menos de diez millones de años, aparecieron los seres más fielmente parecidos a nosotros y recién, pocos millones de años atrás, emergieron los seres humanos auténticos, que crecieron en los bosques.

 

Nosotros y las plantas conformamos un sistema cooperativo. Los árboles, las plantas en general, son fuentes maravillosas de energía y producen alimento para sí mismas y para nosotros y el resto de los animales.

 

Accionadas por la luz solar, toman el agua del suelo y el dióxido de carbono del aire, los procesan y fabrican hidratos de carbono. Nosotros al comer vegetales ingerimos esos hidratos, los combinamos con el oxígeno disuelto en la sangre, proveniente de la respiración, y así obtenemos la energía necesaria para vivir. Cuando exhalamos desechamos el dióxido de carbono que toman las plantas nuevamente.

 

Realmente formamos una sociedad cooperativa con el mundo vegetal y además, estamos hechos con la misma sustancia. A través de nuestras interacciones complementarias, antagónicas y concurrentes formamos entre todos los ecosistemas, que al fin y al cabo, nos unen en parentesco.

 

 

En la Tierra se ha formado un inmenso árbol de la vida, con múltiples formas y frutos diversos; con ramas que se acercan y que se alejan, que van paralelas o se entrelazan, con una raíz magnífica que llega hasta las profundidades inexploradas de su corazón.

 

Finalmente somos familia!!! Y nuestra madre planetaria es la Tierra.

 

Lic. Mónica Shocron

semillasparalavida@yahoo.com.ar

Ilustrações: Silvana Santos