Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
26/01/2018 (Nº 62) SIEMPRE HAY UNA CHISPA DE LUZ EN CADA ERROR
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Mandala “Ojos en el Cielo” (E. Mónica Shocron B.)

Frase: "O reconhecimento de um erro envolve uma nova verdade." (José Ortega Y Gasset)

Siempre hay una chispa de luz en cada error”


Cuando nacemos, somos seres dependientes, nos cargan, nos alimentan, nos protegen, nos sostienen… Un día, nuestro pequeño cuerpo, apenas con las fuerzas necesarias para ponerse de pie, inicia un viaje de pruebas en búsqueda del equilibrio. Andamos por el suelo; nos paramos, tambaleamos y nos caemos; nos ayudamos con cualquier punto de apoyo para mantenernos de pie y volvernos a parar. Y pareciera que de eso, no salimos!!! Pero… con pruebas y errores, vamos acumulando experiencias y también, sabiduría;, hasta que un día… oh!, sorpresa!!! se produce el milagro de ponernos de pie, de sostenernos en nuestras propias piernas, sin apoyos extra. La seguridad nos llega como en secreto y allá vamos!!! Nos echarnos a andar por la vida, dibujando nuestro propio sendero, dejando huellas al andar. Y así, aprendemos a caminar.


Y la vida es un poco esto mismo. Nuestros anhelos y sentimientos nos llevan a la acción, pero a veces, las cosas no salen como esperamos, nos equivocamos y tenemos que volver a empezar.


Pero más que evitar los errores, lo esencial es comprenderlos para poder transformarlos en nuevas inspiraciones, para encontrar esa chispa de luz que guíe el cambio, para aprender a fluir en la búsqueda de la perfección.


Y para poder lograrlo, primero necesitamos aprender a “vernos” al desnudo, con profunda sinceridad, en nuestras reacciones, en nuestros diálogos internos y en las sutilezas que nos vinculan con ellos.


Cómo reaccionamos cuando nos equivocamos?

Nos enojamos, negamos los errores, sentimos temor, nos damos por vencidos y echamos culpas por doquier

O…

Nos hacemos cargo, los reconocemos, captamos sus señales, sus significados y asumimos la responsabilidad

Aceptamos que en la vida, caminamos en búsqueda de la perfección y que los errores son oportunidades para recalibrar y transformar

Nos damos cuenta que esa búsqueda–sin llegar a la obsesión- es el motor para nuestra evolución


Tengo la sensación que nos cuesta reconocer los errores y aceptar que son parte del movimiento de la vida; que se mezclan con cuestiones del ego, lo que dificulta su aceptación y que son señales para hacer cambios de dirección, reflexionar, ser creativos, inspirarnos y encontrar nuevas alternativas, nuevas formas de ver las cosas.


Incluso, nos cuesta aceptarlos tanto en nosotros mismos, como en los demás; hasta nos enojan y nos volvemos críticos en exceso, opinamos sobre las equivocaciones de otros y los juzgamos -a veces- desconociendo las razones sutiles de sus existencias…


Sin darnos cuenta quizás, que al sostener esa actitud, la rigidez nos alcanza y, frente a las equivocaciones, el temor de volver a cometerlas, nos paraliza, desconociendo que en realidad, ningún ser en esta escuela de vida, está exento de ellos.


Finalmente, aparecen las opciones cuando nos damos cuenta de lo que ellos significan y entonces podemos hacer la transformación necesaria para seguimos avanzando.


Constantemente, la vida nos invita a la experiencia y nos muestra que nuestros avances personales y como sociedad, van más allá del error; que las equivocaciones son parte del camino y son señales para recalibrar las acciones y el rumbo; que son oportunidades para las pequeñas y las grandes transformaciones.


En este recorrido por los aprendizajes de vida, como un niño pequeño que está aprendiendo a caminar, nuestra conciencia es el motor y la intuición y percepción son nuestra brújula.


Las huellas que vamos dejando…

Un camino comienza siempre por el primer paso; y cada paso va dejando su huella; va dibujando un recorrido que siempre podemos modificar.


Observo mis huellas, las que dejan mis pies, mis manos; las de los objetos que creo; todas las huellas de mi historia personal…

Observo también que hay otras huellas, las de otros seres, las de la humanidad; las que va dejando la propia historia de la Madre Tierra…


Y me doy cuenta, que puedo ver más allá de la punta de mi nariz; que soy capaz de descubrir y comprender más allá de las formas y los colores. Que puedo percibir sensaciones y entrar en sus espacios casi imperceptibles, para recorrer la propia historia de esas huellas, en las que me descubro y me reconozco; en las que me comparo, me igualo y me diferencio.


Entonces, me pregunto y comienzo a encontrar respuestas; y también me equivoco, pero hago balances y sigo… De este modo, crezco y puedo expandirme cuando comprendo el sentido de mis errores, cuando comprendo el significado de cada huella; cuando trasciendo mi ego; cuando comprendo los errores de los demás y los acepto sin pre-juzgar, sin actitudes críticas que cristalicen conductas y detengan el movimiento vital.


En el silencio, mis pensamientos se aquietan y las huellas se transforman en mis maestras. Hay en ellas algo más que una simple marca; son señales, son formas, son dibujos; las miro y ellas me cuentan… y me ayudan a recorrerme por los senderos del alma, a comprenderme, a sanar heridas y rescatar alegrías y sabiduría. Son voces, que cuando las escucho con el corazón, me hablan al oído y comienzan un diálogo silencioso, profundo… cotidiano.


Los errores también plasman huellas. Son una parte de los pasos que damos; son llamados de atención que nos llevan a una pausa para invitarnos a la reflexión.


Y son voces que nos hablan del hacer y del no-hacer. Son avisos para renovar nuestra mirada, para cambiar el ángulo de nuestra visión, para recalibrar nuestros pasos, su ritmo y su dirección.


Y tomo conciencia que ellos son capaces de transformarse en una chispa de luz para iluminar la conexión con nuestro ser pensante, con nuestro ser sensible, con nuestro ser-espíritu… Pero sé que necesitamos abrir el corazón para entrar en comunión profunda con nuestro Ser-Conciencia.


Los errores son síntomas…

Síntomas que nos muestran que hay algo que no anda bien; como en las cuestiones de salud. Y se me ocurre aquí, hacer una analogía entre síndrome y error… y ver cuáles son las etapas previas a su superación.


En las cuestiones de salud atravesamos varias etapas (que son siete) antes de recuperarnos y sanar.


Y creo que, en estas cuestiones de las equivocaciones, también recorremos varias etapas antes de superarlas y descubrir que hay, frente a nosotros, una nueva verdad.


Estas etapas son:

*negación del error

*enojo

*reflexión, diálogo interno, negociación

*depresión

*aceptación

*balance y reconciliación

*recalibrar para volver a crear


Entonces, recordemos que…

Los errores son mensajeros de la vida y nosotros podemos rescatar la sabiduría que ponen ellos a nuestro alcance. Porque más allá de los errores, se nos revelará la perfección.


Esther Mónica Shocron Benmuyal

Embajadora de Paz

Distinción otorgada por Mil Milenios de Paz y Fundación Paz, Ecología y Arte

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Ilustrações: Silvana Santos