Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
Início Cadastre-se! Procurar Área de autores Contato Apresentação(4) Normas de Publicação(1) Dicas e Curiosidades(7) Reflexão(3) Para Sensibilizar(1) Dinâmicas e Recursos Pedagógicos(6) Dúvidas(4) Entrevistas(4) Saber do Fazer(1) Culinária(1) Arte e Ambiente(1) Divulgação de Eventos(4) O que fazer para melhorar o meio ambiente(3) Sugestões bibliográficas(1) Educação(1) Você sabia que...(2) Reportagem(3) Educação e temas emergentes(1) Ações e projetos inspiradores(25) O Eco das Vozes(1) Do Linear ao Complexo(1) A Natureza Inspira(1) Notícias(21)   |  Números  
Educação
20/03/2004 (Nº 8) “Viaje hacia el interior de afuera”
Link permanente: http://www.revistaea.org/artigo.php?idartigo=205 
  
Nova pagina 1

“Semillas para la Vida”

Educación desde la Esencia

Mónica Shocron

 

“Viaje hacia el interior de afuera”

La Transformación

 

¿Qué es la transformación?

Para las ciencias físicas, la matemática y para los cambios que experimenta el ser humano es -literalmente- cambio de forma, reestructuración.

Las transformaciones matemáticas se expresan por medio del uso de nuevos términos al reformular un problema para que éste sea resuelto; del mismo modo, lo hace nuestro cerebro.

En las ciencias físicas, una sustancia se transforma en otra que tiene naturaleza, comportamiento y características diferentes; como el agua convertida en hielo o en vapor; o las aleaciones de metales o cualquier combinación de elementos o sustancias que originan otra.

Lo mismo ocurre con cualquier comida en la que sus ingredientes aportaron sus calidades individuales para lograr una nueva, nuevo aspecto, nuevos aromas, nuevos sabores.

La transformación en el plano humano se refiere  específicamente a la transformación de la conciencia, a la posibilidad de expandirla, de ampliar la cosmovisión.

Conciencia se refiere al estado de “darnos cuenta que nos estamos dando cuenta”; es decir,  “ser conscientes de que somos conscientes”-

Hablamos de una nueva perspectiva para ver otras perspectivas; de un cambio de paradigma. Teilhard de Chardin decía que la evolución tiende a conseguir “unos ojos cada vez más perfectos en un mundo en el que hay siempre más que ver”.

La mayoría de las personas, durante las horas de vigilia, apenas son conscientes de los procesos de sus propios pensamientos. Generalmente,  hacemos las cosas con un mínimo nivel de conciencia en ello.

¿Quién se pregunta habitualmente qué teme, cómo habla, cómo piensa, que es lo que lo aleja de sí mismo, cuáles son las falsas percepciones; cuándo decae su ánimo o sostiene su buen humor; qué hechos alimentan su enojo y tantas otras preguntas?

Este hábito o ejercicio de preguntarse a sí mismo es una manera de aprender a estar presentes, a vivir en el aquí y ahora; a estar conscientes y generar la responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo.

Para comenzar con nuestra transformación personal es necesario poner atención al propio flujo de nuestra atención, procurar ser observadores conscientes de nosotros mismos y escucharnos conscientemente a lo largo de nuestra jornada

Nuestra mente comenzará a “darse cuenta” de las tensiones corporales, del flujo de la atención, de los vaivenes de los pensamientos, de los deseos; podrá tomar nota de la actividad de los sentidos, los diferentes estados internos que se suceden en nosotros mismos a lo largo del día. Seremos conscientes del tipo de pensamientos con que alimentamos nuestra mente todos los días… y mucho más.

Estaremos iniciando así el camino de expansión de nuestra conciencia.

Algunas claves para comenzar

* Asumir una actitud reflexiva y de atención constante

* Permitir a nuestra mente que se deslice a nuevas dimensiones e integre contenidos que circulan por los bordes de nuestra conciencia a niveles cada vez más elevados

* Permitirnos la flexibilidad de ir pasando del plano bidimensional, al tridimensional y de ahí, en adelante.

* Asumir voluntariamente la responsabilidad de nuestra vida, de nuestra transformación, de nuestros aprendizajes de vida.  

Todos tenemos las mismas posibilidades para iniciar este viaje hacia el interior de nosotros mismos; para dirigir voluntariamente nuestros pasos hacia la transformación profunda. Sólo tenemos que decidir, hacernos cargo de nuestra vida y entregarnos a nuestros aprendizajes con todas nuestras energías.

Cada nueva integración facilita la siguiente y esto contribuye al proceso de nuestra evolución en espiral ascendente.

 

El Maestro Interno y el Maestro Externo

¿Quién es el Maestro Interno? ¿Quién es el Maestro  Externo?

Leamos atentamente estos dos breves relatos de Anthony de Mello:

 

“Come tú mismo la fruta”

 

En cierta ocasión se quejaba un discípulo a su Maestro “siempre nos cuentas historias, pero nunca nos revelas su significado”.

El Maestro le replicó: “¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y la masticara antes de dártela?”

Nadie puede descubrir tu propio significado en tu lugar, ni siquiera el Maestro. (Anthony de Mello: “El Canto del Pájaro”)

 

“La Pregunta”

 

Preguntaba el monje: “Todas estas montañas y estos ríos y la tierra y las estrellas… ¿de dónde vienen?

Y preguntó el Maestro: “y ¿de dónde viene tu pregunta?”

¡Busca en tu interior!

(Anthony de Mello: “El Canto del Pájaro”)

 

Somos simultáneamente alumno y maestro porque la fuerza de nuestra esencia empuja para manifestarse y realizarse en la dimensión del espacio-tiempo.

El maestro interno está en nosotros todo el tiempo; es esa voz que nos habla permanentemente, que nos dice qué hacer, por dónde ir. Muchas veces la pasamos por alto;  no la reconocemos o no reconocemos su jerarquía o autoridad.

El maestro interno es la llamada “voz de la conciencia”; la conciencia absoluta, totalmente diferente de la cotidiana.

La existencia del maestro interno posibilita la existencia del maestro externo. El maestro externo no existe sin la presencia del maestro interno.

 

El maestro externo se encuentra en el espacio-tiempo, más allá de nosotros mismos y aparece sólo cuando el alumno siente la necesidad de buscarse a sí mismo, después de alcanzar el grado de madurez que le permite darse cuenta de la importancia de tener un guía para continuar su camino de aprendizaje de vida.

 

El maestro externo es un reflejo del maestro interno. Ambos están en sintonía y eso es lo que facilita la transformación personal y en consecuencia, la de nuestro entorno. Este proceso se da en consonancia con nuestra propia esencia, nuestro Ser Superior.

 

El maestro interno somos nosotros mismos, conscientes de nuestro potencial, de lo que podríamos y deberíamos ser; con la aptitud para reconocer  y comprender ese potencial; esto exige un cierto grado de evolución, que nos permita elevar nuestra conciencia hacia una visión trascendente de la vida.” (“EducarNos”- Mónica Shocron/Laura Waisman- Lugar Editorial/2001)

 

Para oír la voz del maestro como llamada o impulso para decidir un camino de transformación profunda necesitamos ser humildes y tener el coraje necesario para hacerlo.

 

Aclaremos que humildad es diferente de la falsa modestia.

 

* La humildad es aceptar ser más de lo que uno parece ser y parecer ser menos de lo que uno es. Y para esto se necesita coraje.

 

* La falsa modestia es miedo a las responsabilidades y se constituye en un obstáculo para la manifestación del maestro interno.

 

“El maestro no va en busca del alumno desde afuera de él, sino que aparece ante él, cuando el alumno se está buscando a sí mismo; esa búsqueda actúa como una fuerza que atrae al tipo de maestro que el discípulo necesita para su crecimiento en ese momento.

 

“El maestro en nosotros responde al alumno interior; el despertar del primero es a la vez, el despertar del segundo.” (“EducarNos”- M.Shoccron/L.Waisman)

 

La experiencia de observar conscientemente

 

Cuando observamos conscientemente la vida podemos darnos cuenta que se cruzan en nuestro camino personas que nos permiten tener determinado tipo de experiencias y que son necesarias para que podamos completar distintos tipos de aprendizajes. A medida que ajustemos estas prácticas de observación nos volveremos más conscientes de nuestros procesos de transformación.

 

Esta disposición nos permitirá comprender conductas, reacciones, actitudes personales y de los demás; nos ayudará a ser tolerantes, respetuosos, comprensivos, amorosos; a generar estados de paz en nosotros mismos y en el mundo de nuestras relaciones.

 

 

Ejemplos para reflexionar

 

Aprendizaje de la tolerancia:

 

¿Cuál será el tipo de experiencias que pongan a prueba nuestra práctica cotidiana de ese valor?

 

* relaciones que nos “hagan perder los estribos”

* cruzarnos con personas cuyas características, actitudes, su modo de vinculación nos impulse a enojarnos, a culpar a otros de lo que nos pasa.

 

En realidad tendremos que comprender que se trata de nosotros mismos frente a la circunstancia y no de los demás; ellos simplemente nos ponen en contacto con nuestras sombras.

 

Las sombras son esas partes nuestras que permanecen ocultas para nuestra conciencia y que se hacen presentes en determinadas circunstancias para que sepamos de su existencia. Esos aspectos de nuestro ser influyen en nuestro camino aunque no estemos conscientes de ello.

 

Aprendizaje del desapego:

 

* en las relaciones interpersonales nos encontraremos con personas que desean su libertad de movimiento, que tienen absoluta independencia para tomar decisiones y hacer proyectos de vida

* en el aspecto material, nos veremos en situaciones de pérdidas de bienes materiales de cualquier tipo

 

Estas situaciones –entre otras- nos posibilitan la comprensión de que al soltar o dejar en libertad todo fluye con mayor facilidad, tanto en los vínculos personales como en lo referente a las relaciones con los bienes materiales.

En la vida nos encontramos con aquellos maestros externos cotidianos, que son nuestros pares y también con aquéllos que nos permiten hacer un giro en espiral ascendente en nuestra evolución como seres únicos e irrepetibles. En este último caso, diremos que “el maestro” llega cuando el discípulo está listo; listo para ser lo suficientemente humilde para aceptar que aún le quedan caminos de aprendizajes por hacer y con el coraje necesario para asumir la responsabilidad de iniciar el recorrido.

 

Expandir nuestra conciencia

 

Las crisis individuales y colectivas que experimenta la humanidad marcan un punto de inflexión hacia los cambios profundos frente a la vida ordinaria. Esto trasciende todos los ámbitos y tipos de personas, rangos sociales, culturales, étnicos, religiosos, profesionales.

 

La búsqueda de algo nuevo, algo que ayude a realizar el tránsito hacia la transformación es el punto de partida para expandir la conciencia.

 

¿Cómo nos damos cuenta que llegó el momento de hacer un cambio de dirección? 

 

Cuando se produce la ineficacia de los recursos conocidos y al aplicarlos una y otra vez no obtenemos los resultados adecuados.

 

Cuando una fuerza interna ya no nos permite continuar en la misma dirección porque al hacerlo encontramos que perdió sentido, que dejó de impulsarnos; que nos produce incomodidad.

 

¿Cómo iniciamos el cambio?

 

Podemos hacerlo por dos vías:

 

a) incrementando el conocimiento del mundo exterior por medio de la exploración, la experimentación, la interacción con el medio ambiente, incluyendo el espacio aéreo y a través de actividades destinadas a utilizar las fuerzas de la naturaleza, incluso, de la potente energía intra-atómica

 

b) apelando al conocimiento del mundo interno.

 

Ambas vías nos conducen a la expansión de la conciencia porque amplían nuestros horizontes y nos ayudan a focalizar la atención más allá de nosotros mismos.

 

A través de estos caminos adquiriremos niveles de comprensión más profundos y encontraremos el sentido de trascendencia de la vida.

 

¿Cómo expandimos nuestra conciencia?

 

* explorando el inconsciente o dejándolo aflorar hacia la conciencia, como lo hacen el psicoanálisis y la psicología de lo profundo

 

* participando e identificándonos con otros seres, con la naturaleza y con las cosas, sumergiéndonos en la conciencia colectiva y saliendo de la personal, como ocurre con los niños; las castas sociales, militares, profesionales y otras con las cuales los individuos se identifican

* elevando los niveles de conciencia hacia lo súper consciente y transpersonal, marcado por el contacto del yo consciente con el Sí Mismo transpersonal, del cual se considera reflejo influido por elementos de la personalidad.

 

 

El camino hacia los niveles súper consciente y transpersonal

 

¿Cómo se produce el contacto entre esos niveles y el yo consciente?

 

* Cada nivel tiene sus propios contenidos y maneja códigos específicos.

* Los contenidos que están en los niveles transpersonales y súper-consciente  “descienden” hacia un yo consciente “receptivo”

* Este descenso puede ser espontáneo o provocado voluntariamente. Cuando es espontáneo hablamos de “inspiración”.

* Los contenidos entran en la conciencia en diversos grados por medio de la inspiración.

* Este contacto puede darse de un modo tosco e informe, incluso, desordenado o bien,  con una cierta elaboración y estructuración de formas definidas o casi definidas, como ocurre generalmente con la inspiración musical

Mozart, a quien sus obras se le presentaban completas, no precisaban elaboración posterior; le llegaban como un todo ya acabado.

* Cuando los contenidos “bajan” hacia el yo consciente como material tosco, sin pulir, por lo general “necesitan traducción” para poder darles forma con sentido.

* La intuición es el modo más simple en el que descienden los contenidos súper-conscientes y transpersonales. Se enciende como si fuera una chispa de luz que llega a la conciencia, la ilumina y mantiene así por espacio de un tiempo más o menos prolongado.

 

Resulta interesante lo que decía Einstein al respecto: “La física  inductiva plantea preguntas que la física deductiva no está en grado capaz de responder. Tan sólo la intuición, al igual que en la relación que se establece entre dos amantes, es capaz de permitir el conocimiento más allá de cualquier evaluación lógica”

 

La intuición se da en cualquier campo, incluyendo el filosófico y el científico. Ella nos permite tener un acceso directo al conocimiento de diferentes realidades, que podemos experimentar tanto en el dominio sensorial, como en el mental y en el trascendental.

 

Experimentamos sensaciones y percepciones, tanto como pensamientos, ideas y conceptos.  También, podemos percibir y experimentar el espíritu.

 

Cada uno de estos dominios –sentidos, mente, espíritu o trascendencia- son explorados por los “tres ojos del conocimiento”, según los llama  Ken Wilber: a) el ojo de la carne; b) el ojo de la mente y c) el ojo de la contemplación o gnosis.

 

Cada uno de ellos tiene acceso al conocimiento de su dominio pero no pueden explicar con su propia terminología lo correspondiente a realidades de los otros. Si se lo intenta, se producen conflictos entre ellos y se generan confusiones y hasta errores de concepto. Por ejemplo, querer explicar experiencias del dominio del espíritu por medio del lenguaje del dominio de los sentidos (ojo de la carne) o del dominio de la mente resulta inadecuado; esto explica los conflictos que muchas veces se plantean entre ciencia y religión.

 

Todos experimentamos el conocimiento intuitivo; sólo que a veces, no somos conscientes que eso ocurre en nuestra conciencia.

 

La Intuición nos impulsa a actuar de determinada manera. ¿Cuántas veces hemos cambiado la  dirección en nuestro camino “sin pensar” y nos beneficiamos con esa acción o ayudamos a otro u otros a mejorar alguna situación? ¿Cuántas veces en medio de un problema que parecía imposible de resolver apareció ese “chispazo” y “nos iluminamos” encontrando la solución?

 

¿Cómo podemos ayudarnos en la interacción con los niveles súper-consciente y transpersonal.?

 

¿Cómo facilitamos el descenso de contenidos transpersonales a la conciencia de vigilia?

 

El dibujo libre es un método sencillo y eficaz; podemos hacer más de una lectura frente a él. Constituye un auténtico “mensaje” del súper-consciente.

 

Sabemos que el inconsciente se expresa a través de símbolos; el dibujo es un modo directo de representar símbolos. También las primeras escrituras eran ideográficas, representaban imágenes concretas; un ejemplo que aún perdura es la escritura china que conserva la estructura de ideograma; también nuestro alfabeto podría considerarse como una especie de estenografía o simplificación de los ideogramas en forma de letras.

 

 La escritura es otro método. Generalmente empezamos escribiendo lo que pensamos previamente; poco a poco,  la mano cobra vida propia y las palabras comienzan a brotar de algún lugar; el movimiento fluye y nos sentimos hipnotizados; tal vez sea por eso que se diga que el inconsciente “dirige la mano” del escritor.

 

Podemos llegar a la escritura automática a través de estos procesos de colaboración mutua entre consciente e inconsciente; el yo consciente participa poco y nada y es posible registrar un estado casi de trance, mientras la mano escribe.

 

Esto puede tener ciertos riesgos porque estamos abriendo una puerta hacia lo desconocido sin saber qué aparecerá detrás de ella ni de dónde vendrán los contenidos que la atraviesen.  Lo importante es verificar la procedencia de los mismos; éstos pueden tener algún valor literario, incluir advertencias útiles o ser instrucciones elevadas de tipo espiritual.

 

Las fuentes de estos contenidos que desciende hacia la conciencia de vigilia pueden ser de origen extra-personal y diferente del inconsciente personal, porque ambos están en constante interacción.

 

La exploración activa de los niveles súper-consciente y transpersonales es otro modo de trascendencia superior. Es la elevación voluntaria del yo consciente a los niveles superiores de conciencia.

 

Métodos que ayudan a lograrlo:

 

* meditación

* oración o plegaria

* ejercicios específicos, como los del Raja Yoga

* ejercicios de “imaginación o experiencias guiadas”, mediante los cuales fluye un material simbólico muy rico, que correctamente interpretado por la persona que está guiándolo, puede producir grandes ampliaciones de conciencia.

Obstáculos más comunes

 

Los encontramos dentro de la naturaleza emotiva, mental, imaginativa, ambiental, física o volitiva.

 

La voluntad juega un papel importante en los cambios, en la transformación y a la vez puede constituirse en uno de los obstáculos principales en la expansión de la conciencia; tenemos que querer para poder alcanzarla.

 

El miedo a lo desconocido evita que el yo consciente remonte vuelo. Tal vez también se vincule al presentimiento del compromiso y responsabilidad que implican algunas realizaciones espirituales, de lo cual rehuye el yo egotista y egocéntrico. El yo personal y el Sí Mismo espiritual sostienen una verdadera lucha.

 

El medio social y la familia también pueden ser obstáculos. En el medio social existe una “polución psíquica”, una atmósfera psíquica densa, cargada, agitada y opresiva que nos alcanza  a todos que pueden frenar los impulsos de trascendencia pero obviamente, no es justificación para eludirla

 

Echar culpas a las estructuras sociales, a la forma materialista de vida, no son razón suficiente para “no elevarnos” ni para evitar la realización espiritual. Es la voluntad la que ha de situarse por encima de esos obstáculos y actuar como hélice.

 

Modos para elevar la conciencia

 

Se relacionan con los distintos tipos psicológicos y con las diferentes construcciones individuales. Podemos agruparlos en 7 vías principales:

1)      científica

2)     iluminativa

3)     ético-regenerativa

4)     estética

5)     mística

6)     heroica

7)     ritual

 

Cada persona tiene “su momento” para iniciar el camino hacia la expansión de la conciencia. Adelantar o forzar esos tiempos implica riesgos y daños  para quienes aún están  insuficientemente  preparados para eso.

 

Algunos efectos

 

* exaltación de la personalidad

* excesiva tensión nerviosa y psíquica producida por la irrupción constante de las energías

* conflictos que surgen entre contenidos medios e inferiores (conscientes e inconscientes) y las nuevas energías.

 

Cuando la personalidad se siente llena de una fuerza nueva y poderosa y toma conciencia del Sí Mismo espiritual y de su participación en la Realidad Suprema, se puede producir un sentimiento de exaltación; se ilusiona –entonces- con ser eso mismo, el nivel superior y serlo ya, sin el proceso previo de transmutación y regeneración como en los casos de los delirios místicos.

 

“En la transformación de la simiente en árbol es preciso un proceso previo durante el cual las semillas germinen, se desarrollen y asimilen los nutrientes de los elementos naturales; así el ser humano deberá dar tiempo a los procesos previos para alcanzar los niveles superiores de conciencia.” (EducarNos- Shocron/Waisman- Lugar Editorial)

 

 

Los efectos temporales en su conjunto, se pueden llamar “estados extáticos”. Se manifiestan a través de:

* iluminaciones vívidas

* comunión con la más vasta Realidad

* contemplación de lo existente en los mundos superiores

* expansiones horizontales de la conciencia, en sentido cósmico (sentirse Uno con la Totalidad).

 

Estos estados producen:

* gran gozo

* sentimientos de Amor en el sentido trascendente, de unión, de comprensión acrecentada, de capacidad y poder

* generan impulsos de abnegación y de consagración al Ser Superior con el que se entró en contacto

* la voluntad personal y la transpersonal se unifican y se funden en una.

 

Estas experiencias son temporales; el posterior descenso al nivel ordinario o los estados negativos que interfieren en aquellos estados extáticos, se vuelve penoso y se genera un estado de añoranza que impulsa a repetir las experiencias de ascenso de la conciencia, a las que Maslow llama “experiencias cumbre”.

 

La repetición de ellas, gradualmente, va ampliando la conciencia de la vigilia, que comienza a mantener contactos con la conciencia superior con más frecuencia y durante periodos más largo de tiempo. El nivel de la personalidad se va elevando paulatinamente.

 

Efectos activos o de extroversión

 

Se manifiestan a través de la “creatividad”, como el arte, la poesía, la ciencia, la filosofía y otras expresiones del ser humano.

 

La expansión de la conciencia se puede detectar a través de las competencias psico-sintéticas que adquiere la personalidad del yo consciente.

 

Estas capacidades son:

a) comprender e interpretar correcta e imparcialmente lo sucedido sin la exaltación o “inflación” del yo.

 

b) asimilar e integrar los nuevos contenidos en la personalidad consciente, que debe conducir al equilibrio entre los elementos de cada naturaleza y nivel por medio de la psicosíntesis individual. Para que esto es necesaria la desintegración de las estructuras y organización pre-existentes y la transmutación y transformación de las energías inferiores y una completa regeneración de la personalidad.

 

c) aprovechamiento y uso de las nuevas energías y capacidades adquiridas mediante la ampliación y elevación de la conciencia, a través de la acción interna y la acción externa.

 

La acción interna es la irradiación de energías, espontánea e inevitable. Esto explica la acción que ejerce la sola presencia de la persona que ha alcanzado la realización transpersonal sobre su entorno o “catálisis psicoespiritual”.

 

La irradiación también puede ser voluntaria y es la acción general voluntaria de hacer el bien, algo así como una bendición; esta forma es muy utilizada en el ámbito religioso.

 

La acción externa se traduce en “servicio”, por lo general, en ayudar a los demás a lograr la ampliación y elevación de la conciencia, ya sea individualmente o en grupo. Esta acción se produce debido al impulso de hacer partícipes a los demás de la propia riqueza, aquella obtenida por medio de la expansión de la conciencia.

 

La acción social está orientada a producir cambios en las condiciones y estructuras existentes, para crear nuevas formas de asociación, de educación, de arte, de cultura.

 

Las grandes transformaciones de la humanidad comienzan con la transformación personal.

 

e-mail: semillasparalavida@hotmail.com

 

Ilustrações: Silvana Santos