Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
16/12/2013 (Nº 46) DESPERTANDO NUESTRA AMOROSIDAD COTIDIANA
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“Despertando nuestra amorosidad cotidiana”

“El amor es el movimiento perpetuo de la vida”

Todo lo que observamos estimula nuestra amorosidad…

En el Silencio, podemos descubrir…

Muchas veces hemos hablado -de una u otra manera- del poder del Silencio, identificándolo en primer lugar, más allá de la ausencia del sonido. El silencio es también esa placidez que produce una mente en reposo, con acceso directo a nuestro mundo interior; ese mundo de sentimientos, esa fuente inagotable de amor, de sabiduría almacenada a través del tiempo, a  través de múltiples experiencias de vida.

El silencio del que hablo es un silencio creativo, que nos da la oportunidad de danzar su danza, armoniosa, conmovedora, profunda, en comunión con todos los lenguajes de la vida, unidos por un hilo conductor: el amor.

 

Cuando hablamos de amor, en general, nuestra mente ve imágenes románticas, personalizadas… Pero me gustaría ir más allá de ellas y visualizarlo, sentirlo, percibirlo como el lenguaje de la vida, con sus miles de códigos, llenos de luz, de melodías, colores, vibración en alta frecuencia.

 

En cada acto creativo, en cada manifestación de vida hay amor en acción y ese amor dibuja un puente sutil que conecta mundos visibles e invisibles, trazando senderos y avenidas, rutas y autopistas por donde circulan todos los seres, co-habitantes planetarios.

 

Cuando miro el mundo a mi alrededor… ¿qué veo?

Mirar más allá, con la mirada como un “lazer”, me permite encontrar, descubrir ese lenguaje amoroso que la vida pone a mi alcance, a mi disposición, para ser usado en todo momento, y que está disponible para cualquier ser que lo desee.

Pero… ¿Qué hacer para reconocerlo, sentirlo, para que sea el modo cotidiano de expresión? Como hacemos con el cuerpo antes de una gran caminata, entrenar.

 

Podemos mirar de mil maneras, pero cuando ponemos corazón en la mirada, podemos ver algo más que formas, colores, dimensiones… Vemos el alma de las cosas, de los seres; vemos su esencia. Y si nos dejamos guiar, podemos descubrir, asombrarnos, inspirarnos y conectarnos con esa amorosidad anidada en nuestro ser, en el corazón, en el alma.

 

Por unos minutos, hagamos silencio y miremos “sintiendo”, a corazón abierto, entregándonos totalmente a ese acto consciente de observar… Todos los sentidos despiertan, se expanden y perciben algo más que lo que ven nuestros ojos cuando pasan al vuelo por el entorno.

 

Nuestra actitud corporal también se transforma, la respiración se vuelve más serena, profunda… nuestra fisiología general cambia!

Si seguimos con atención nuestra respiración, sus movimientos, su sutileza, percibiremos el cosquilleo del aire, la presencia del “prana” –esa energía vital nutritiva que nos vincula con la vida. Nuestros latidos también modifican su ritmo, hasta podemos llegar a percibir su sonido con mayor intensidad.

 

Toda esta secuencia de actitudes, sensaciones corporales, transformaciones fisiológicas y anímicas, despiertan un sentimiento amoroso, que nos permite vincularnos con todo más profundamente, más plácidamente. Esto es conexión, es comunión con todo lo que existe, con todas las maravillas que nos brinda la vida.

Y es también, un camino para estimular nuestra conciencia de ese don de amar que tenemos todos los seres humanos y que nos da la posibilidad de crear, de relacionarnos con armoniosamente, de tejer redes luminosas que sean el sostén de la vida personal y planetaria.

 

“El cielo nos mira”- (foto EMSB)

 

En estado de total entrega y de profunda conexión con la vida, mis ojos van hacia el cielo y me siento volar… Sigo con la mirada la danza aérea de los pájaros y mi respiración se transforma en una amplia bocanada de aire nuevo, que me impulsa a abrazar esa inmensidad, que se despliega luminosa ante mi mirada.

Al hacerlo descubro, que ese cielo… me mira!!! Tiene ojos, tiene rostro! Una sensación amorosa me envuelve, me conmueve, se apodera de mí. Me siento en estado de Gracia!

Mis ojos recorren el paisaje, como si fueran acariciando todo lo que ven; siento alegría, calidez, paz. Mis sentimientos profundos se revelan ante mi conciencia y descubro la amorosidad que me habita, que es parte de mi alma, de mi ser… que se vuelve sagrada y me impulsa a reverenciar la vida, agradecida. Descubro que soy inmensidad y me fundo en el horizonte, siendo simultáneamente, Cielo y Tierra…

 

Tal vez, a esta fuerza creativa de universos múltiples, luminosos, armoniosos y vitales se le llame amor… y se vuelve visible cuando resplandece en nuestro interior.

 

Estamos cerquita de las fronteras del 2013, un año que ha sido intenso y lleno de oportunidades para nuestra transformación personal y grupal.

Es un buen momento para que rescatemos aquellos destellos de luz que resplandecen detrás de las tinieblas, de las oscuridades y descubramos que existe un mundo lleno de amorosidad, capaz de inspirar nuestro día a día, ayudándonos a crear y co-crear un mundo mejor, en el que una vida armoniosa, en hermandad con todos los seres que nos acompañan en esta vida planetaria, es posible.

 

Te invito a ser parte activa de esta hermosa experiencia de vivir lo cotidiano con amor y plenitud, explorando cada rincón de tu mente, tu corazón, tu corporalidad, dándoles a todas tus partes la oportunidad de “re-unirse” pulsando vida, trenzando sueños, construyendo puentes sutiles hacia un universo de colores, sonidos, sentimientos, emociones, ideas y acciones sanadoras y de alto vuelo.

 

 

Esther Mónica Shocron Benmuyal

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Ilustrações: Silvana Santos