Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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EDUCACIÓN
AMBIENTAL Y DESARROLLO SUSTENTABLE DEL TURISMO. Lic.
Guillermina Fernández Master
en Gestión Publica del Turismo (e/c). UIA. España. CINEA.
FCH. UNCPBA. Lic.
Aldo Guzmán Ramos Postítulo
en Educación para un Desarrollo Sustentable (e/c). UNR. Argentina. Dirección:
Avellaneda 1084. Tandil. CP 7000. Argentina. Tel:
54-2293-448853. E-mail:
aldo_ramos@hotmail.com Resumen: El
presente artículo es una síntesis del material didáctico elaborado por el
Taller "La educación ambiental en el turismo", destinado a
promotores y sectores afines al turismo y a la educación ambiental. Esta
actividad se desarrolló durante el III Congreso Iberoamericano de Educación
Ambiental "Pueblos y Caminos hacia el Desarrollo Sostenible",
organizado en Caracas (Venezuela), en octubre de 2000, por el Ministerio del
Ambiente y los Recursos Naturales, el Ministerio de Educación, Cultura y
Deportes, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Los
objetivos planteados fueron: a)
Analizar la relación entre turismo y medio ambiente para establecer su dimensión
en el marco de la educación ambiental no formal. b)
Reconocer la transversalidad de la educación ambiental y sus valores sociales
aplicados a todos los aspectos de la vida, para comprender su relación con el
turismo. Teniendo
en cuenta los objetivos planteados, se desarrolla en él articulo el significado
e importancia de la educación ambiental y la contribución de esta al turismo
en general, y a los distintos tipos de turismo alternativo en particular. La
Educación Ambiental. Las
grandes transformaciones ocasionadas por el hombre en el ambiente, han conducido
al planeta a una situación de crisis, por lo cual es necesario restablecer el
equilibrio con la naturaleza. Esto nos lleva al concepto de desarrollo
sostenible que, según la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, es un desarrollo cuyo principio general es el de satisfacer las
necesidades humanas del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer las propias. Es necesario un desarrollo antrópico
equilibrado, integrado y acorde con su medio ambiente. Este
modelo de desarrollo conlleva la necesidad de cambio en la sociedad. Este cambio
(en parte) es el desafío de la educación ambiental. Debe promover una nueva
relación de la sociedad humana con su entorno, a fin de procurar a las
generaciones actuales y futuras un desarrollo personal y colectivo más justo,
equitativo y sostenible. La
Educación Ambiental es un proceso de aprendizaje que intenta facilitar la
comprensión del mundo que nos rodea y que tiene como finalidad lograr que cada
persona se sienta responsable de él. Según
la UNESCO y el PNUMA, la educación ambiental es fundamentalmente un proceso de
resolución de problemas, que involucra a una filosofía holística, y una
acomodación a los modernos y enfoques educativos, basados en: ·
La participación activa ·
Técnicas interdisciplinarias de resolución de problema ·
Aprendizaje experiencial y constructivo ·
Estudio de casos y evaluación de situaciones reales. ·
Utilización del ambiente inmediato como recurso de aprendizaje Como
plantea S. Sterling "la educación ambiental es, en esencia, un proceso
de resolución de problemas, pero desde un punto de vista holístico, de la
sustentabilidad y el manejo, de poder dar y de compartir" (HOUSTOUN, H.
1994:111). En
un documento acerca de la Educación Ambiental de la UNESCO (PNUMA, 1994), se señala
que es necesario superar dos escollos: 1)
El abordaje de los problemas del medio ambiente deberá dejar de lado un
concepto pedagógico clásico, centrado en preconceptos que son trasmitidos a
los alumnos sin que ellos puedan superar el rol de receptores pasivos; y donde
tampoco se tengan en cuenta las estructuras cognitivas del niño, del
adolescente o del adulto que no conoce el tema. 2)
La Educación Ambiental no debe limitarse a la provisión de información, sino
que debe ayudar a la gente a reconsiderar sus falsas ideas sobre diferentes
problemas medioambientales, y a estudiar y reflexionar sobre los sistemas de
valores generalmente aceptados de manera más o menos explícitos. Podemos
decir que la educación ambiental (tanto formal como no formal) es, por sobre
todas las cosas, una educación para la acción, desde una aproximación global
e interdisciplinar, facilitando así un mejor conocimiento de los procesos ecológicos,
económicos, sociales y culturales. La
educación ambiental debe fomentar el cambio social a partir del desarrollo de
valores, actitudes y habilidades para asumir una responsabilidad ambiental. La
educación ambiental es una herramienta para mejorar las relaciones de los seres
humanos con su medio y, por lo tanto, debe incidir en la prevención y resolución
de problemas ambientales. En este sentido, es obvio que un correcto diseño de
la intervención educativa requiere un conocimiento previo exhaustivo sobre la
realidad ambiental en la que se va a trabajar. Este análisis preliminar debe
identificar los diferentes problemas, las causas, consecuencias y procesos, así
como la percepción que tiene la población sobre todos estos aspectos. El
objetivo final de la educación ambiental es lograr que un grupo social o un
individuo, partiendo del conocimiento de su realidad inmediata, logre cambios de
conciencia, de actitud y de conducta y, mediante un método de análisis crítico,
fomente su propia responsabilidad y participación en la solución de los
problemas ambientales en cooperación con el resto de la población. Las
condiciones medioambientales son el resultado de opciones sociales, políticas,
económicas y tecnológicas y no sólo de factores físicos; por lo tanto, la
educación ambiental deberá apuntar a establecer un nuevo sistema de valores
que orienten las decisiones. La
educación ambiental debe ser partícipe de un cambio y una transformación
cultural, dirigido hacia una ética ambiental. De lo contrario (como cualquier
educación o situación de la vida), no va más allá de lo que el consenso
social preestablecido le permite, y es precisamente este consenso social actual,
caracterizado por el consumismo y el materialismo, el que debe ser cambiado,
para alcanzar una sociedad comprometida con la naturaleza. Si esto no es así,
los proyectos verdes de la educación ambiental sólo son mecanismos propagandísticos
manejados por empresas, gobiernos, etc. En
definitiva, la educación ambiental debe educar en el enfoque ambiental para
favorecer una conciencia ambiental en cualquier ámbito humano, para generar una
preocupación que se transforme en un compromiso para hacer algo por el
ambiente, demandando así una acción, tanto individual como colectiva, en
cualquier escala. Educación
ambiental no formal y turismo. Teniendo
en cuenta la crisis ambiental, es necesario destacar una nueva etapa en la
relación turismo/medioambiente y turista/medioambiente. Una
primera cuestión a señalar es una situación en la cual se requiere una visión
alternativa del turismo. La Comisión de Naciones Unidas para el Desarrollo
Sostenible, con relación al turismo, ha recomendado la búsqueda de un turismo
sostenible. Esto no implica radicalizar las propuestas de productos turísticos
que actualmente existen en el mercado, hacia el ecoturismo o turismo verde. En
realidad, es necesario dotar de una dimensión ambiental a todos los procesos
asociados al turismo: a)
Incorporar criterios ambientales en la planificación de destinos turísticos de
sol y playa, de montaña, turismo aventura o metropolitano. b)
Legislar en torno a la incorporación de instancias de evaluación de impacto
ambiental en proyectos de inversión turística c)
Gestionar productos sobre la base de un uso más adecuado de los recursos
naturales o sociales para el turismo, etc. d)
Incorporar equipamiento e información asociada a mecanismos de educación
ambiental no formal. En
definitiva, sin caer en propuesta meramente ecologistas (que algunos sostienen
son propias de mercados demasiados selectivos) es posible que todas las
actividades asociadas al turismo, incorporen una nueva visión. Puede existir un
turismo metropolitano de base ambiental, en donde no se le quite al producto la
esencia que lo caracteriza, pero se le incorpore un concepto amplio de
medioambiente (desde la gestión hotelera hasta la reutilización y reciclado de
materiales, la señalización, los recorridos, etc.). Pueden
citarse otros ejemplos, como la tendencia a la recuperación de valores
tradicionales de nuestras comunidades primitivas o nuestro pasado cercano. La búsqueda
de valores perdidos por parte de una sociedad que, adaptada a otra velocidad, ha
olvidado (en ocasiones) sus propias raíces y sus tiempos. En ellas suelen
encontrarse profundos rasgos de respeto por el ambiente social y natural, en un
equilibrio constante. Es el caso del agroturismo, turismo de estancias o las
granjas ecológicas. Indudablemente,
esto encierra un proceso muy complejo que involucra una interrelación de
agentes asociados al sector y políticas públicas que incorporan estos
objetivos y una mirada a largo plazo. Esto es un paso más allá de la educación
ambiental, pero forma parte de ella. Algunos autores sostienen la importancia de
la cultura, el cambio en el ser y hacer de una sociedad, como un cambio de
paradigma que trastoque el modelo actual. Es
aquí donde aparece la situación a analizar, ¿cómo se contribuye desde el
turismo a la educación ambiental? ¿Cómo el mismo turismo puede iniciar un
proceso de cambio en la generación de un nuevo tipo de turista? ¿De qué
manera las actividades recreativas, deportivas o culturales se asocian a la
formación de una persona más responsable con su entorno, una persona que
demanda calidad ambiental? Estas y otras preguntas se asocian a la posible
generación de actitudes y percepciones de los turistas, que no sólo se
desarrollan en el destino, sino que pueden trasladarse a los sitios de origen de
los turistas. En ocasiones se despiertan "nuevas formas de ver el mundo"
que van más allá de las campañas de "recolección de aluminio de las
latas de gaseosa", y que apuntan a la visión más abarcadora del
ambiente, con el descubrimiento de nuevas realidades. El
turismo puede convertirse en un disparador de situaciones que pueden
materializarse en "buenas prácticas" (no arrojar basuras, cuidar los
árboles, etc.) o nuevas demandas que obliguen al mercado a tomar medidas de
control. Tal
como se señaló la educación ambiental, es un proceso mucho más amplio y
complejo; no obstante, desde las actividades recreativas, turísticas y
deportivas, se puede educar en el respeto a otras culturas, otras formas de
organización social, otros recursos u otras formas de ver el mundo. Si
de esto se trata, pueden proponerse innumerables opciones: senderos con
connotaciones ambientales que ofrezcan leyendas y señalizaciones asociadas a
esta; recorridos que señalen explícitamente situaciones ambientales en el
marco de una visita; ejemplos de gestión de residuos dentro del viaje o en la
Secretaría de Turismo o en los parques y paseos, haciendo notar la importancia
de esto; servicios que tengan una gestión ambiental dentro de la empresa ya sea
programada o en ejecución; lugares recuperados, señalando las ventajas del
proceso de cambio; objetivos generales de los parques temáticos, de sus
proyectos de ciencia y de sus alternativas; productos asociados a la práctica
de deportes que estén en equilibrio con el entorno o que puedan mostrar y señalar
situaciones asociadas al ambiente; folletería y productos que estén en
simbiosis con el ambiente, etc. La
tarea esencial de la educación ambiental es que el espacio se explique y se
justifique a sí mismo, de manera que la importancia de la conservación quede
clara para las personas que viven allí y que van a visitarlo. Se trata de que,
al asumir este espacio concreto como patrimonio propio, se inicie un proceso que
lleve a reconocer la importancia de la gestión ambiental. La
información es indispensable para el logro de una participación efectiva. El
objetivo es llevar el mensaje desde la población local a los turistas ¿qué se
debe transmitir? Las cualidades de una gestión ambiental, los fines a los que
se le destinan, las acciones que son necesarias. Existe una amplia gama de
posibilidades a la hora de programar campañas de información para la formación. Modalidades
de turismo sustentable. Teniendo
en cuenta la amplia gama de modalidades turísticas potencialmente sustentables,
en el Taller se desarrollaron a modo de ejemplo algunas posibilidades. No
obstante se señala en primera instancia una opción que se halla presente en prácticamente
todos los productos turísticos y que, indudablemente, puede contribuir en el
campo de la educación ambiental no formal, la misma se asocia a la interpretación
del paisaje. Esta se muestra como un conjunto de estrategias capaces de acercar
el entorno a los sujetos, desarrollar sensibilidades, construir conceptos,
aplicar métodos de trabajo interdisciplinares y provocar actitudes positivas. En
tal sentido, los itinerarios didácticos han sido uno de los recursos pedagógicos
más empleados en Educación Ambiental. Consisten en recorridos prefijados por
un área, cuyas características ambientales son "interpretadas" por
los visitantes, con el fin de facilitar el conocimiento de aquellos aspectos y
procesos del patrimonio natural y cultural más significativos, a través de la
observación directa sistemática y registrada, tratando a su vez de
sensibilizar y favorecer el desarrollo de actitudes respetuosas y responsables
hacia ese entorno. A lo largo del recorrido se desarrollan actividades que
cuentan con un material de apoyo y que están diseñadas a partir de los centros
de interés existentes en el lugar que se visita, adecuándose al nivel, la edad
y demás características del grupo. Se ha diseñado una serie de itinerarios
que discurren por zonas de alto interés ecológico, cultural e histórico y que
están dirigidos a los diferentes segmentos de mercados. La duración de cada
itinerario es variable y el desplazamiento se adapta al producto (cabalgatas,
caminatas, bicicleteadas, recorridos en tren o en botes). En
1976 aparece el primer itinerario impreso de uso masivo (El Bosc de la Santiga,
Can Deú). El itinerario es un conjunto muy diverso de materiales que tienen en
común el hecho de estructurarse en torno a uno o varios recorridos
preestablecidos, de corta duración, con el objetivo de estudiar diferentes
aspectos del medio de forma más o menos interdisciplinar. Se basan en la
disposición lineal de los centros de interés, observaciones o actividades. Su
diseño puede ser el resultado de una actuación aislada o responder a una
planificación compleja en la que varios itinerarios están interconectados y
sus contenidos se complementan. Los
itinerarios elaborados al margen de la educación formal se acercan más al
campo de la interpretación ambiental y sus objetivos se centran
fundamentalmente en lo perceptivo y actitudinal. Pueden
clasificarse en dos grupos: ·
Autoguiados: basados en el diseño de un paquete central de información
significativa, con comentarios descriptivos acerca de lugares, elementos,
procesos, instalaciones y servicios adicionales, con información complementaria
sobre duración, riesgos, permisos, etc. ·
Guiados o dirigidos: cuentan con una persona que actúa como educador,
ofrece información complementaria y anima propuestas recreativas en el
trayecto. En
cuanto a la estructura, los itinerarios pueden clasificarse en: ·
Abiertos: plantean observaciones múltiples, diferentes puntos de vista,
diversifican la participación y permiten la variación. ·
Cerrados: son directivos, la información es concisa y con muy pocas
divergencias, las vistas están programadas y se respetan siempre. En
todos los casos, la señalización juega un papel fundamental y suele contribuir
en la calidad del producto. Ecoturismo
y turismo (urbano, rural, aventura, etc.) ambiental. El
término turismo ambiental es inherente al planeamiento ambiental, al uso
de tecnologías alternativas, la protección del patrimonio cultural, la
participación ciudadana, etc. Es, por lo tanto, una herramienta de educación
ambiental. Cualquier
tipo de turismo puede llevar el adjetivo de ambiental, dependiendo de cómo sean
los proyectos que lo componen, sin llegar a convertirse en el ecoturismo. Ésta
sería la connotación de "alternativo" que debería tener este nuevo
tipo de turismo, en simbiosis con el ambiente. Durante
muchos años no ha existido una definición de ecoturismo. En términos
generales puede entenderse como aquel que tiene lugar en ecosistemas y en
ambientes naturales, y que está orientado a favorecer el conocimiento y
aprendizaje de manifestaciones naturales mediante ciertas interacciones de bajo
impacto. A partir de esto es posible distinguir dos modelos. Un modelo que se
desagrega de las prácticas usuales del turismo convencional, conceptuado como
una oferta más que se brinda a los turistas tradicionales que asisten a un
destino de playa, u otro, como un día de excursión. La motivación principal
de estos turistas no se relaciona con el ecoturismo, sino más bien a la
contemplación de la naturaleza. Otro modelo integral, que tiene lugar en
espacios naturales, generalmente protegidos y que son visitados por turistas con
motivaciones especificas relacionadas tanto sea a la función de los ecosistemas
como a actividades vinculadas con el medio ambiente. Las modalidades de
ecoturismo también son diversas y pueden estar asociadas a un deporte, el arte,
o la simple observación. El
éxito del ecoturismo depende del valor agregado de la experiencia. No se trata
de "ir" simplemente a determinados ecosistemas, sino de aprovechar su
potencialidad para promover la realización de diversas actividades y contribuir
con la educación ambiental. Alcances
del turismo alternativo. Teniendo
en cuenta lo expresado, y la necesidad de plantear nuevos caminos en el
desarrollo del turismo, aparece en la última década el concepto de turismo
alternativo. Éste no incorpora explícitamente una relación directa con el
ambiente, pero apunta a un desarrollo más equilibrado. En
definitiva, más allá de no poder hablar de un agotamiento del modelo turístico
dominante (centrado en el binomio sol/playa) y donde la demanda masiva aún
persiste, no es menos cierto que existe una búsqueda de nuevos valores por
parte de la sociedad. Muchos
factores favorecen este tipo de turismo, entre ellos: la tendencia en aumento a
la saturación de las zonas turísticas tradicionales y la creciente demanda por
el usufructo de espacios abiertos para la práctica de diversas actividades (lúdicas,
deportivas y de distracción intelectual y/o ambiental), no satisfecha por los
espacios tradicionales. Existe,
además, una propensión social manifiesta hacia el patrimonio natural y rural y
que se complementa con el nuevo estilo de vacaciones imperantes en las
sociedades desarrolladas (lapsos cortos y fuera de temporada, fines de semana). En
realidad, los reclamos de los usuarios coinciden claramente con varios de los
rasgos que impulsan un nuevo tipo de turismo, que se reconoce como Turismo
Alternativo. Éste se ha definido por oposición al anterior y por la
respuesta a estas nuevas demandas. De éste se desprenden muchas alternativas y
denominaciones: turismo de estancias, turismo aventura, turismo ecológico
educativo, etc. Reflexiones
finales. Indudablemente,
el turismo puede contribuir en la generación de actitudes responsables frente
al ambiente, mediante la percepción de las problemáticas y la valoración de
los diferentes espacios, culturas, idiosincrasias, etc. Esto es parte de la
tarea formadora, que se asocia a una educación ambiental que va más allá de
los límites formales. El turismo promueve la movilización de la gente para
que, a partir de sus conocimientos y experiencias, contribuyan (directa o
indirectamente) en el cuidado y la preservación del medio ambiente que visitan
y de su propio entorno. Se
vislumbran así una serie de situaciones nuevas en la relación
turismo/ambiente. Éstas apuntan al desarrollo sustentable, pero aún no se han
alcanzado los propósitos que éste plantea. Existen muchas formas de dotar a
las diferentes modalidades de turismo de un matiz ambiental (gestión de
productos, itinerarios, información). Si esto se logra, el turismo, que es una
actividad en expansión, logrará aprovechar su capacidad transformadora de
forma positiva y será una herramienta válida que contribuirá en la educación
ambiental. Es
clara la importancia del turismo y de sus impactos sociales económicos y
territoriales en la estructura previa de los lugares sobre los que se desarrolla
y a los que influye directa o indirectamente. El turismo es constructor de
paisajes en términos de gestión, con creación de composiciones territoriales,
con cambios de la perspectiva y de percepción. Se ha convertido en un elemento
clave para la mejora de la calidad de espacios degradados y la valoración del
patrimonio o, por el contrario, el causante de espacios degradados, muy
artificializados y fuera de contexto; para evitar precisamente esto último y
lograr un mayor acercamiento de la sociedad hacia la naturaleza, es necesario
otorgarle un papel más importante a la educación ambiental y avanzar así
hacia el desarrollo sustentable.
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